lunes, 10 de junio de 2019

Leyendo... 1 de Corintios capítulo 15



LECTURA DIARIA:
1 Corintios capítulo 15

Siempre habrá personas que digan que Jesús no resucitó. Pablo nos asegura que muchas personas vieron a Jesús después de su resurrección: Pedro, los discípulos (los doce), más de quinientos creyentes, Santiago (el hermano de Jesús), todos los apóstoles y por último Pablo mismo.
La resurrección es un hecho histórico. La credencial más importante de Pablo como apóstol era que fue un testigo presencial del Cristo resucitado (Hechos 9.3-6).
El término "Abortivo"  que expresa Pablo significa que el suyo fue un caso especial. Los demás apóstoles vieron a Jesús en persona. Pablo era de la generación siguiente de creyentes, aun Cristo se le apareció.
Como fariseo celoso, Pablo llegó a ser enemigo de la iglesia cristiana hasta el punto de capturar y perseguir creyentes. Esta es la razón por la que se considera indigno de ser llamado apóstol de Cristo. A pesar de ser el más influyente de los apóstoles, Pablo era profundamente humilde. Sabía que había trabajado duro y que había logrado mucho, pero esto debido a que Dios derramó su gracia sobre él.
Pablo manifiesta haber trabajado más que los demás apóstoles. Esta no es una declaración soberbia, porque sabía que su poder procedía de Dios y que no importaba quién trabajara más que los demás. Debido a su posición prominente como fariseo, la conversión de Pablo lo hizo objeto de una mayor persecución en comparación con los otros apóstoles, siendo esta la razón por la que trabajó más fuerte en la predicación del mismo mensaje.
La mayoría de los griegos no creían en la resurrección corporal de las personas. Veían la vida venidera como algo que sólo se relacionaba con el alma. De acuerdo a la filosofía griega, el alma era la persona real, aprisionada en el cuerpo físico, y en la muerte quedaba liberada. No había inmortalidad para el cuerpo sino que el alma entraba en un estado eterno. En las Escrituras, al contrario, el cuerpo y el alma se unificarán después de la resurrección. La iglesia en Corinto se hallaba en el corazón de la cultura griega. Por eso muchos creyentes tuvieron dificultad para creer en la resurrección corporal. Pablo escribió esta parte de su carta para resolver esta confusión acerca de la resurrección.
La resurrección de Cristo es el centro de la fe cristiana. Porque Cristo resucitó y venció la muerte, sabemos que también nosotros resucitaremos.
Si Jesús no hubiera resucitado de la muerte, los cristianos no habrían podido obtener el perdón de sus pecados y por lo tanto no tendrían esperanza de vida eterna.
Primicia era la primera parte de las cosechas que los judíos traían al templo como ofrenda. Aunque Cristo no fue el primero en resucitar de la muerte (El resucitó a Lázaro y otros), fue el primero que nunca volvió a morir. Él es el precursor, la prueba de nuestra resurrección a la vida eterna.
La muerte vino como resultado del pecado de Adán y Eva. En Romanos 5.12-21, Pablo explica por qué el pecado de Adán trajo pecado a todos, cómo la muerte y el pecado se esparcieron entre todos los seres humanos por causa del primer pecado, y el paralelo existente entre la muerte de Adán y la de Cristo.
Pablo destaca que el Cristo resucitado conquistará todo lo maligno, incluyendo la muerte.
Aunque Dios el Padre y Dios el Hijo son iguales, cada uno tiene funciones especiales y áreas de soberano control (15.28). Cristo no es inferior al Padre, pero su responsabilidad es derrotar al maligno en la tierra. Primero derrotó al pecado y a la muerte en la cruz, y en los días finales derrotará a satanás y a toda maldad. Luego Jesús presentará a Dios un mundo nuevo y perfecto.  Algunos creyentes fueron bautizados en nombre de otros que fallecieron sin ser bautizados. No sabemos nada más acerca de esta práctica, pero obviamente afirma una creencia en la resurrección. Pablo no aprobaba necesariamente el bautismo por los muertos, pero lo usaba como ilustración para dar fuerza a su argumento de que la resurrección es una realidad.
Tener relación con aquellos que negaban la resurrección podría corromper el carácter de un buen cristiano.
Pablo empieza la discusión acerca de qué clase de cuerpos resucitados tendrán. Pablo explica que seremos reconocidos en nuestros cuerpos resucitados y que serán mejores de lo que imaginamos, serán hechos para vivir por siempre. Las Escrituras no nos dicen todo lo que nuestros cuerpos resucitados serán capaces de hacer, pero sí sabemos que serán perfectos, sin ser afectados por la enfermedad o las dolencias.
Pablo compara la resurrección de nuestros cuerpos con el crecimiento en un jardín. La semilla plantada en la tierra no crece a menos que primero "muera". La planta que crece luce muy diferente a la semilla porque Dios le dio un nuevo "cuerpo". Hay diferentes clases de cuerpo: personas, animales, peces, aves. Así como los ángeles en el cielo tienen cuerpos diferentes en belleza y gloria. Nuestros cuerpos resucitados serán diferentes y más capaces que los que ahora tenemos. Nuestros cuerpos espirituales no serán débiles, nunca se enfermarán ni morirán.
El "postrer Adán" se refiere a Cristo. Como Cristo resucitó de la muerte llegó a ser "espíritu vivificante". Esto significa que tuvo una nueva forma de existencia. Cuando resucitemos, Dios nos dará un cuerpo glorificado apropiado a nuestra nueva vida eterna.
"No todos dormiremos" significa que el cristiano que esté vivo ese día no morirá, pero será transformado en forma inmediata. El toque de la trompeta será el medio de anuncio en el cielo nuevo y la tierra nueva. Los judíos comprendían el significado de esto porque las trompetas siempre sonaron como señal del inicio de una gran fiesta o de otro acontecimiento extraordinario Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén (Génesis 3), y cuando Jesús murió en la cruz. Pero Dios cambió la aparente victoria de satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.

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