lunes, 3 de junio de 2019

Leyendo... 1 de Corintios capítulo 8



LECTURA DIARIA:
1 Corintios capítulo 8

Pablo dice que el conocimiento de Dios, aquel que se necesita para edificar la iglesia se puede obtener sólo amándolo a Él.
Y podemos conocer y ser conocidos por Dios, sólo cuando nos parecemos a Él al mostrar amor.
El amor es más importante que el conocimiento. El conocimiento hace que nos sintamos bien y que creamos que somos importantes, pero uno fácilmente puede desarrollar soberbia. Muchas personas con opiniones firmes no están dispuestas a oír y aprender de Dios y de otros.
Pablo dirigió estas palabras a creyentes que no habían sido incomodados por haber comido carne ofrecida a los ídolos. Aunque estos no eran reales y el ritual de la ofrenda pagana no tenía sentido, el comer carne de ese tipo ofendía a los cristianos de conciencias más sensibles.
La carne comprada en el mercado era como ofrecerla simbólicamente a un ídolo en uno de los muchos templos paganos. Los animales eran traídos al templo, muertos delante de un ídolo, como parte de una ceremonia religiosa pagana, se comía en una fiesta en el templo del ídolo o se los entregaba a un carnicero para su comercialización. Los creyentes se preguntaban si al comer dicha carne estaban, en alguna manera, participando en la adoración de ídolos paganos.
Pablo dice, por esto, que si un hermano más débil o menos maduro pudiera interpretar erróneamente sus acciones, ellos debieran, por consideración, evitar comer carne ofrecida a los ídolos. La libertad cristiana no significa que todo es permitido. Significa que nuestra salvación no está determinada por el legalismo, buenas obras o normas, sino por el regalo de Dios. La libertad cristiana, por lo tanto, está atada inseparablemente a la responsabilidad cristiana.
Cuando amamos a otros, nuestra libertad para hacer ciertas cosas no debiera ser más importante que fortalecer la fe de un hermano o hermana en Cristo. Pablo asesora a aquellos que son maduros en la fe acerca del cuidado que deben tener con sus hermanos y hermanas en Cristo, los que tienen conciencias más sensibles; los hermanos "débiles" son asesorados en su crecimiento; y los pastores y líderes son instruidos en cómo enfrentar conflictos que fácilmente pueden surgir en un grupo.

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