sábado, 1 de junio de 2019

Leyendo... 1 de Corintios capítulo 6



LECTURA DIARIA:
1 Corintios capítulo 6

En el capítulo 6 el apóstol Pablo se ocupa de cómo la congregación debiera actuar cuando se presenten problemas de menor importancia entre los creyentes.
Pablo dice que los litigios entre cristianos no debieran ser juzgados en las cortes seculares. Como cristianos tenemos al Espíritu Santo y la mente de Cristo. Con todo lo que se nos ha dado como creyentes, y el poder que poseeremos en el futuro para juzgar al mundo y a los ángeles, debiéramos solucionar nuestras diferencias entre nosotros.
Aquí Pablo describe las características de los incrédulos. El no da a entender que los idólatras, adúlteros, afeminados, los que se echan con varones, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes o estafadores estén automática e irrevocablemente excluidos del cielo. Los cristianos vienen de toda clase de trasfondos, incluidos algunos de los mencionados. Aún pueden estar luchando con los deseos malignos, pero no deben continuar con estas prácticas. En el versículo 11, Pablo establece con claridad que aun aquellos que pecan en las formas dichas pueden lograr que sus vidas sean cambiadas por Cristo. Sin embargo, aquellos que dicen ser cristianos y persisten en estas prácticas, sin remordimiento, no heredarán el reino de Dios.
En una sociedad permisiva es fácil que los cristianos pasen por alto o toleren algunas conductas inmorales. No debemos participar en el pecado en ninguna manera.
Pablo enfatiza la acción de Dios en hacer de los creyentes un nuevo pueblo. Aparentemente la iglesia citaba con frecuencia "todo me es lícito" y lo usaba en forma errónea.
Muchas de las religiones del mundo piensan que el alma es importante y que el cuerpo no lo es, y el cristianismo algunas veces ha sido influenciado por ellas. Dios que ha creado un mundo físico y manifestó que era bueno. Nos prometió una tierra nueva en la que la gente será transformada en su vida física, no una nube donde almas escuchan música de arpas.
Así como nuestras vidas espirituales afectan nuestros cuerpos, de igual manera nuestras vidas físicas afectan nuestras almas. No podemos cometer pecado con nuestros cuerpos sin dañar nuestras almas, porque nuestros cuerpos y almas están unidas inseparablemente. En la tierra nueva tendremos cuerpos resucitados que no podrán ser corrompidos por el pecado. Luego podremos disfrutar totalmente nuestra salvación.
La inmoralidad sexual es una tentación que siempre está ante nosotros. Pero Dios no pasa por alto o prohíbe el pecado sexual por ser difícil. Nadie debería menospreciar el poder del pecado sexual. Ha destruido incontables vidas y desecho familias, comunidades y aun naciones. Dios quiere protegernos del daño que podemos causarnos a nosotros mismos y a otros.
Esta enseñanza acerca del pecado sexual y la prostitución fue importante especialmente para la iglesia en Corinto porque el templo de la diosa Afrodita estaba en su ciudad. Empleaba a más de mil prostitutas como sacerdotisas y el sexo formaba parte del ritual de adoración. Pablo es claro al decir que los cristianos deben apartarse del pecado sexual, aunque sea aceptable y popular en nuestra cultura.
Cuando decidimos seguir a Cristo, el Espíritu Santo viene a nuestras vidas y vive en nosotros. Por lo tanto, dejamos de ser dueños de nuestros cuerpos. "Comprados por precio" se refiere a un esclavo que ha sido comprado en una subasta. Si vivimos en un edificio ajeno, procuramos no violar las normas establecidas en dicho lugar. Nuestro cuerpo pertenece a Cristo, no debemos violar sus normas en nuestro diario vivir.

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