domingo, 2 de junio de 2019

Leyendo... 1 de Corintios capítulo 7



LECTURA DIARIA:
1 Corintios capítulo 7

Los cristianos en Corinto estaban rodeados de tentaciones sexuales. La ciudad tenía reputación, aun entre los paganos, de inmoralidad sexual y de prostituir la religión.
Es a esta clase de sociedad que Pablo envió estas instrucciones sobre el sexo y el matrimonio.
Las tentaciones sexuales son difíciles de resistir porque apelan a los deseos normales y naturales que Dios nos ha dado. El matrimonio incluye, en parte, la satisfacción de estos deseos naturales y solidifica la relación conyugal en contra de las tentaciones. Las parejas casadas tienen la responsabilidad de cuidar uno del otro.
La iglesia en Corinto estaba alborotada por la inmoralidad que la circundaba. Algunos que estaban en contra de la inmoralidad rechazaban tanto el sexo como el matrimonio. Los cristianos corintios se preguntaban si deberían hacer lo mismo, de modo que le plantearon a Pablo varias preguntas. Pablo contestó muchas de esas preguntas diciendo: "Por ahora, manténganse como están. Reciban con agrado la situación en la que Dios los ha puesto. No busquen casarse o quedarse solteros. Vivan la voluntad de Dios cada día y Él les mostrará lo que deban hacer".
Espiritualmente, cuando nos convertimos en cristianos, nuestros cuerpos pertenecen a Dios ya que Jesucristo nos compró pagando el precio para librarnos del pecado. Físicamente, nuestros cuerpos pertenecen a nuestros cónyuges, porque Dios diseñó nuestro matrimonio de modo que a través de la unión del esposo y la esposa, los dos lleguen a ser uno. Pablo establece una total igualdad en las relaciones sexuales. Ni el hombre ni la mujer deben buscar dominación o autonomía.
Tanto el matrimonio como el quedar solo son dones de Dios. Uno no es mejor que el otro, ambos son valiosos para lograr los propósitos de Dios. Es importante, por lo tanto, aceptar la situación actual de uno. Cuando Pablo dice que preferiría que se quedaran como él (por ejemplo, solteros), estaba expresando su deseo de que una mayor cantidad de personas pudiera dedicarse completamente al ministerio sin tener que vivir presionadas por las preocupaciones de los cónyuges y de la familia, como él lo hacía. No estaba criticando al matrimonio; después de todo, es la creación de Dios, es el modo de proveer compañía y poblar la tierra.
La presión sexual no es el mejor motivo para casarse, pero es mejor casarse con la persona correcta que "estarse quemando". Muchos nuevos creyentes pensaban que todo lo relacionado con el sexo era erróneo y las parejas se comprometían sin desear casarse. En este pasaje, Pablo les está diciendo a las parejas que deseaban casarse que no debieran negarse a la práctica normal del sexo evitando casarse. Esto no significa, sin embargo, que las personas que tengan dificultad para auto controlarse, deban casarse con el primero que se les presente. Es mejor enfrentarse a la presión del deseo que tener que enfrentarse a un matrimonio infeliz.
Debido al deseo de servir a Cristo, algunas personas en la iglesia de Corinto pensaban que debían separarse de sus cónyuges paganos y casarse con cristianos. Pero Pablo afirmó la indisolubilidad del matrimonio. Lo ideal de Dios es que las parejas permanezcan unidas, aun cuando uno de ellos no sea creyente. El cónyuge cristiano debiera procurar ganar al que no lo es para Cristo.
Las bendiciones que fluyen en los creyentes no se detienen allí, se extienden a otros. Dios considera el matrimonio como "santificado" por la presencia del cónyuge cristiano. La otra parte no recibe salvación en forma automática, pero es ayudada por esta relación. Los hijos de un matrimonio así son considerados como "santos" porque las bendiciones de Dios son para la unidad familiar hasta que ellos tengan suficiente edad como para decidir por sí mismos.
Pablo al escribir esta carta fue el de urgir que las parejas casadas buscaran la unidad, no la separación.
Los corintios estuvieron listos para hacer cualquier cambio sin pensar en las repercusiones. Pablo manifestaba en su escrito que los cristianos debieran ser tales en cualquier lugar.
La ceremonia de circuncisión era parte importante de la relación judía con Dios. Es más, antes que Cristo llegara, la circuncisión fue ordenada por Dios para todos aquellos que declaraban seguirle (Génesis 17.9-14). Pero después de la muerte y resurrección de Cristo, la circuncisión no fue más necesaria. Pablo dice que es más importante agradar a Dios y obedecerle, que guardar las ceremonias tradicionales.
La esclavitud era común a través de todo el Imperio Romano. Algunos cristianos en la iglesia de Corinto eran esclavos. Pablo dice que aun estando en esa condición eran libres del poder del pecado en sus vidas.
Pablo impulsa a todos los creyentes a sacar el mayor provecho posible de su tiempo antes de la venida de Cristo.
Pablo aconseja acudir al Espíritu Santo, el que nos guía y nos capacita, tanto a solteros como a casados, en cumplir nuestras responsabilidades.

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