martes, 25 de junio de 2019

Leyendo... 2 Corintios capítulo 13



LECTURA DIARIA:
2 Corintios capítulo 13

El apóstol Pablo iba a ir por tercera vez a Corinto, y no sería indulgente con los pecadores no arrepentidos.

A los corintios se les pidió que se examinaran y probaran a sí mismos. Así como los padres quieren que sus hijos crezcan hasta ser adultos maduros, Pablo quería que los corintios crecieran hasta convertirse en creyentes maduros.
Las palabras finales de Pablo, son lo que quiere que los corintios recuerden acerca de las necesidades de su iglesia.
Cuando hay problemas se deben enfrentarse dentro de la iglesia. El gozo y la verdad no vienen a la iglesia como producto de barnizar los problemas, conflictos y dificultades. No son producidos por la negligencia, negativa, retiro o amargura. Son el producto de una labor extremadamente ardua resolviendo problemas. Así como Pablo y los corintios debieron batallar arduamente con las dificultades para conseguir la paz, de igual modo debemos recibir y obedecer los principios de la Palabra de Dios y no sólo escucharlos.
La bendición de despedida de Pablo invoca a los tres miembros de la Trinidad: Padre (Dios), Hijo (Jesucristo el Señor) y Espíritu Santo. Aunque el término Trinidad no está incluido explícitamente en las Escrituras, versículos como este muestran que era aceptada y experimentada a través del conocimiento de la gracia de Dios, el amor y la comunión.
Pablo estaba enfrentando un problema latente en la iglesia de Corinto. Él pudo negarse a comunicarse con ellos hasta que solucionaran el problema, pero los amaba y se acercó una vez más con el amor de Cristo.
Amor significa que algunas veces debemos enfrentarnos a aquellos a quienes amamos. Tanto la autoridad como la preocupación personal son necesarias al tratar con gente que arruinan sus vidas con el pecado. Pero hay varias formas erróneas de acercamiento al confrontar a otras personas y pueden motivar una mayor ruptura en lugar de sanidad. Podemos ser legalistas y derribar a la gente con las leyes que debieran obedecer. Podemos retirarnos porque no queremos enfrentar la situación. Podemos alejarnos al chismear sus problemas y lograr que otros también se pongan en su contra. O, como Pablo, podemos buscar construir relaciones usando un método mejor: acercamiento, comunicación y demostración de interés y cuidado. Esta es una manera de abordar difícil, que puede agotarnos emocionalmente, pero es la mejor para la otra persona, y es la única que se asemeja a la que Cristo usaría al tratar con los pecados de otros.

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