jueves, 30 de noviembre de 2017

Un momento... LOS DESEOS DE LA CARNE

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LOS DESEOS DE LA CARNE

Gálatas 5.16 - 25: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu."
Este pasaje nos habla que los deseos de la carne se contraponen al fruto del Espíritu Santo.
¿Pero qué son “los deseos de la carne”? ¿Qué significa exactamente este concepto?
El término "la carne" no se refiere al cuerpo físico. Define algo en lo más profundo de nuestro ser que forma parte de nuestra naturaleza humana. Son impulsos naturales cuya tendencia es llevarnos hacia el pecado. Cuando los deseos de la carne son satisfechos, dan lugar a “las obras de la carne.” Entre ellas: adulterio, fornicación, lascivia, pleitos, envidias, orgías, y otras semejantes a estas. Pero lo que también agrega este pasaje es que “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Entonces ¿Cómo podemos vencer los deseos de la carne?
La única manera es andando en el Espíritu. Debemos estar completamente convencidos de que es totalmente imposible vivir una vida santa sin el poder del Espíritu Santo. Una persona guiada por el Espíritu Santo rechaza los deseos de la carne y produce un fruto espiritual rico, cuyos resultados llevan a una vida de victoria, felicidad y prosperidad.
¿Qué hacemos para andar en el Espíritu?
Debemos orar constantemente, pidiendo a DIOS día tras día que nos haga cada vez más conformes a la imagen de su Hijo. En Getsemaní, a pocas horas de su muerte en la cruz, Jesús advirtió a sus discípulos acerca de la debilidad de la carne y la necesidad de orar, y les dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mateo 26.41).
Debemos leer la Biblia cada día, meditar en lo que leemos y aplicarlo a nuestro diario vivir.
Efesios 6.17-18 dice: “Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.”
Tener un tiempo de oración y lectura de la palabra de DIOS diariamente es imprescindible para vivir una vida guiada por el Espíritu.
Debemos rendirnos. Conocer la verdad y actuar conforme a la verdad son dos cosas diferentes. Una vez que reconoces tu necesidad del Espíritu Santo, el próximo paso es rendir tu vida en entrega y obediencia a la Palabra de DIOS, y al absoluto control del Espíritu Santo.
Debemos confiar plenamente en el Señor. Nunca rendiremos totalmente nuestras vidas a DIOS, hasta que estemos seguros de que Él siempre cumplirá Su Palabra.
Si hay dudas en nuestro corazón en cuanto al amor y el poder transformador de DIOS, nuestra naturaleza carnal buscará aferrarse a esos pensamientos, y nuestras decisiones y acciones dependerán de ellos.
DIOS tiene reservado para cada uno de nosotros un futuro victorioso en todos los aspectos de nuestra vida. Pero esto depende del estilo de vida que escojamos.
Dejemos esos deseos carnales al pie de la Cruz, y veremos el fruto que el Espíritu Santo producirá en nuestra vida. Y experimentemos el fluir del poder divino ayudándonos a superar la debilidad de la carne, y apartando el pecado de nuestra vida.
Dios les bendiga abundantemente.

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