viernes, 10 de noviembre de 2017

Leyendo... Salmo 50

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LECTURA DIARIA:
Salmo 50

Este Salmo es una reprensión a los adoradores de Dios en el templo que le deshonran con su falta de sinceridad e inconsistencia de vida. Es un Salmo de integridad de la fe. 
El Salmo tiene dos partes principales: una introducción (versículos 1-6) y el cuerpo central (versículos 7-23). 
La introducción tiene dos partes: 1) Dios se aparece en una teofanía para dirigirse a los adoradores (versículos 1-3); y 2) Dios anuncia su propósito al aparecerse, que es el juzgarlos (versículos 4-6).
El cuerpo del Salmo consiste de dos acusaciones y dos ordenanzas. En los versículos 7-15, Dios acusa al pueblo que lo adora (no al pueblo de Israel en general) de deshonrarle, ofreciendo sacrificios impropios y demandando sacrificios de acción de gracias.
En los versículos 16-23, El los acusa de deshonrarle al recitar el pacto divino sin guardarlo y nuevamente demanda sacrificios de acción de gracias. Una relación de pacto con Dios exige ambos elementos: proclamación de la fe y la práctica de la misma.
El juicio de Dios debe comenzar con los suyos (1 de Pedro 4.17).
La naturaleza moral perfecta de Dios demanda el juicio del pecado con la muerte. Una persona podía ofrecer un animal a Dios como un sustituto de sí mismo, simbolizando así su fe en la misericordia y el perdón de Dios. Sin embargo, el pueblo ofrecía sus sacrificios y se olvidaba de su significado.
El propio acto del sacrificio mostraba que alguna vez estuvieron de acuerdo en seguir a Dios con todo el corazón. Pero ahora sus corazones ya no estaban allí. Nosotros podemos caer en este mismo patrón cuando participamos en actividades religiosas, diezmos, o asistimos a la iglesia por hábito o por conformismo y no por obediencia y amor sinceros. Dios quiere justicia y no rituales vacíos.

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