lunes, 13 de noviembre de 2017

Un momento... LA INJUSTICIA

No hay texto alternativo automático disponible.

UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA INJUSTICIA

Sin lugar a dudas, vivimos en un mundo de injusticia. Casi en cada rincón de este mundo podemos identificar un trato injusto al desamparado, al desvalido, al menos favorecido. La injusticia es tan vieja como la misma humanidad. 
Lo triste de todo este panorama es que la injusticia no es patrimonio de los incrédulos solamente, porque aún entre los creyentes se manifiesta injusticia de una u otra manera. ¿Cómo debe reaccionar un creyente ante el trato injusto de otro creyente?
En Santiago 5.7 en su primera parte dice: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor”. Ante la adversidad por el maltrato de los ricos, Santiago manda a los creyentes a tener paciencia. Paciencia es la traducción de una palabra en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento que significa capacidad de soportar la tardanza y sobrellevar el sufrimiento sin desmayar. Santiago está pidiendo que los creyentes desarrollemos una actitud mental o una capacidad de soportar sin desmayar las adversidades, los sufrimientos, las afrentas, los insultos, el maltrato, de otros creyentes.
No es fácil poner en práctica este mandato, porque nuestra tendencia natural es a defendernos cuando somos atacados, o a vengarnos cuando somos ofendidos, o simplemente a guardar amargura en nuestro corazón cuando somos maltratados, pero Santiago dice: No se desanime, no se desespere, no luche, no guarde rencor, simplemente tenga paciencia.
La paciencia es justamente un fruto del Espíritu Santo. Se necesita ayuda sobrenatural para ser paciente ante la adversidad.
Ante la adversidad, no busquemos desesperadamente la salida a cualquier precio, pongamos la mirada en el Señor, entreguemos el caso al Señor, esperemos en Él, confíe en Él. Cuando sea el momento más indicado, Él se mostrará con todo su poder para retribuir al que ha hecho algo malo contra nosotros y para darnos la salida, el consuelo y el alivio que tanto necesitamos. Dejemos todo en la mano del Señor, dejemos que el Señor luche por nosotros. Esta es la idea de Santiago con este mandato. Para entender mejor el mandato, Santiago 5.7 termina diciendo: “Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía”.
Allí está el labrador. Prepara el terreno, arroja su semilla en el campo y hasta allí llega, no puede hacer absolutamente nada más, aparte de esperar con paciencia la lluvia temprana que normalmente llega en el invierno y hace germinar la semilla. El labrador no puede hacer que se produzca la lluvia temprana, porque eso no está bajo su control. Aún contando con la lluvia temprana, no hay garantía de que habrá cosecha abundante. Tiene que seguir esperando con paciencia la lluvia tardía que normalmente llega en la primavera para hacer madurar el fruto de la tierra. Por más que nos desesperemos no adelantaremos ni un solo instante la lluvia tardía, porque es algo sobre lo cual no tenemos control.
“Tened paciencia y afirmad vuestros corazones”… dice el versículo 8. Esto significa, soportemos sin desmayar, sin desanimarnos, y obtendremos un fruto agradable si esperamos con paciencia en el Señor durante la adversidad.
Santiago 5.9 dice: “Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta”.
Quejarse en este caso significa amargarse contra algo o contra alguien. Esto era necesario cortar para no ser condenados. Cuando había ofensas o abusos o heridas, lo prudente era traerlo ante el Señor en oración para que él lo juzgue y condene.
Santiago 5.10-11 dice: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor”.
La espera con paciencia en medio de la adversidad es siguiendo el modelo de los profetas, aunque fueron comisionados por DIOS, al mismo tiempo, DIOS les condujo por el sendero de la soledad, la incomprensión, la persecución e inclusive la muerte. Pensemos en Amós siendo desterrado, en Oseas uniéndose a una mujer fornicaria, en Jeremías, siendo encerrado en una cisterna, Elías escondido junto a un arroyo. Todos ellos en situación adversa, pero esperaron con paciencia y el Señor se manifestó con poder a su tiempo. Santiago 5.12 dice: “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación”.
Cuando un hermano era llevado ante un juez, normalmente se declaraba con juramento alguna falsedad en su contra. El juramento llegó a ser como la vara que transformaba cualquier mentira en verdad. Santiago dice: “No juréis por ninguna cosa”.
En lugar de jurar por cualquier cosa, comprometámonos a ser transparentes, honestos y abiertos. Que nuestro sí sea sí y nuestro no sea no.
El Señor Jesús enfatizó lo mismo en el Sermón del Monte. Mateo 5.37 dice: “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”.
La clave está en no buscar venganza, sino esperar que DIOS se manifieste con poder en su tiempo para castigar al agresor y librar al agredido.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario