viernes, 3 de noviembre de 2017

Leyendo... Salmos 43

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LECTURA DIARIA:
Salmos 43

Este Salmo continúa la misma composición literaria del salmo 42. Como en muchos salmos, el salmista pide que Dios le vindique, que haga justicia. La nación impía podría ser una nación extranjera, pero también puede ser su propia nación. En el versículo 2 se usa la forma reflexiva de andar; va caminando despacio, reflexionando sobre su condición.
El salmista siempre, en toda situación de angustia o crisis o batalla, reconoce que necesita que Dios guíe sus decisiones.
En los Salmos 42 y 43 los sentimientos de desánimo alternan con oraciones y declaraciones cada vez más confiadas.
El salmista es franco consigo mismo y con Dios; reconoce que la comunión con Dios es el sentido supremo del culto. El adorador verdadero no busca lo que puede recibir de Dios sino busca a Dios mismo, agradarle, colaborar con él y compartir su amor.
La actitud humana hacia Dios suele aparecer descrita como un sentimiento de “temor”. A veces el “temor de Dios” es sinónimo de culto religioso, pero indica a menudo una actitud de reconocimiento de las diferencias que existen entre Dios y su pueblo. Temer a Dios, en este sentido, tiene poco que ver con las imágenes populares de un Dios terrible ante el cual los hombres sólo pueden caer anonadados. Se trata, más bien, de atribuir a Dios el lugar que le corresponde. Si Dios se da a conocer en la vida de los hombres, es porque él ha tomado la iniciativa. Las relaciones con Dios se basan en su gracia y amor. Dios desea comunicarse con toda la humanidad.

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