martes, 14 de noviembre de 2017

Un momento... LA CRÍTICA

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA CRÍTICA

Se denomina crítica a aquella reacción u opinión personal sobre un determinado tema; generalmente, los seres humanos, a través de las críticas manifestamos no solamente nuestras opiniones personales sobre algún tema, sino que además juzgamos, la belleza, fealdad, maldad de una persona o cosa.
La crítica puede ser buena o mala. Una crítica buena, también llamada crítica constructiva es aquella que tiene como propósito hacer una evaluación objetiva y razonada de cierto asunto buscando siempre una mejoría de aquello que ha sido materia de la crítica. La crítica constructiva busca construir mas no destruir. Esta crítica constructiva es muy necesaria.
Cada uno de nosotros debería tener un espíritu crítico en el buen sentido de la crítica, es decir, debemos ser capaces de dar una opinión cuidadosa, inteligente y razonada de lo que percibimos con nuestros sentidos. No deberíamos aceptar cualquier cosa sin mayor explicación. No hay nada de malo con realizar una crítica constructiva.
Pero existe otro tipo de crítica, que en esencia es mala. Es la crítica destructiva. Aquel que hace una crítica destructiva es el que emite su opinión despiadada, irreflexiva y a menudo prejuiciosa en cuanto a cierto asunto o cierta persona.
El que hace crítica destructiva lo ve todo negativamente, busca trivialidades y arma con ellas un escándalo mayúsculo. Colecciona todos los errores insignificantes, y basándose en ello se apresta a condenar irreflexivamente. Una persona así se convierte en una persona desconfiada y llega a creer que toda conducta humana está motivada por un interés egoísta de buscar el beneficio propio. Este tipo de persona desconfía de las motivaciones de las demás personas y mira a casi todo con una incredulidad que raya en el desprecio; y muy especialmente hacia aquello que le hacer sentirse o aparecer inferior. La crítica destructiva impulsa el descontento, destruye todo lo que halla en su camino y deja atrás un reguero de personas destrozadas.
Cuando alguien habla mal de nosotros, esto puede destruirnos rápidamente a menos que sepamos cómo controlarnos. Si dejamos que la crítica nos domine, viviremos amargados el resto de nuestros días.
La clave está en reconocer que no es del todo extraño que recibamos crítica destructiva, especialmente si estamos esforzándonos por vivir vidas santas delante de DIOS. Moisés fue objeto de la crítica destructiva una cantidad de veces. Josué y Caleb fueron objeto de la crítica cuando dieron un buen reporte acerca de lo que vieron en la tierra prometida. David fue objeto de la crítica destructiva tantas veces que perdió la cuenta. En su angustia por la crítica destructiva, exclamó las palabras que se hallan en el Salmo 64.1-6: “Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; Guarda mi vida del temor del enemigo. Escóndeme del consejo secreto de los malignos, De la conspiración de los que hacen iniquidad, Que afilan como espada su lengua; Lanzan cual saeta suya, palabra amarga, Para asaetear a escondidas al íntegro; De repente lo asaetean, y no temen. Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: ¿Quién los ha de ver? Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo”.
Todos los hombres y mujeres que han hecho algo de bueno por el Señor, han sido víctimas de la crítica destructiva. Pero nadie ha sufrido tanta crítica destructiva como el Señor Jesús. Él fue criticado por comer con pecadores, fue criticado por echar fuera demonios, fue criticado por haber sanado a un hombre en un día de reposo, fue criticado por enseñar con autoridad, fue criticado por perdonar pecados.
Así que, no pensemos que somos las únicas víctimas de la crítica destructiva. Es natural que los hijos de DIOS seamos objeto de la furia del enemigo.
Nunca pensemos en contrarrestar la crítica destructiva en nuestra contra por medio de criticar destructivamente a la persona que nos ha criticado. Es mejor poner todo en la mano del Señor y confiar en que Él castigará a los que nos han criticado injustamente. Romanos 12.19 dice: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
No permitamos que la crítica destructiva altere nuestro estilo de vida, si estamos haciendo bien las cosas, por supuesto. El que critica para destruir busca justamente eso, destruir. Si nos desanimamos y nos abandonamos y pensamos que lo mejor es no hacer nada, para no ser objeto de una crítica destructiva, habremos sido derrotado por ese gigante de la crítica destructiva.
Dependamos del Señor para que Él proteja nuestra integridad. Dejemos que el Señor luche por nosotros el Salmo 3.3 dice: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza”.
Si en nuestra propia fuerza nos embarcamos en desvanecer las críticas destructivas en nuestra contra, terminaremos frustrados y mal heridos.
Mejor es confiar en el Señor. Él sabe hacerlo bien.
Dios les bendiga abundantemente.

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