sábado, 25 de noviembre de 2017

leyendo... Salmo 65

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LECTURA DIARIA:
Salmo 65

En los tiempos del Antiguo Testamento, los votos se tomaban muy en serio y se cumplían en su totalidad. El voto que se cumple aquí era una alabanza a Dios por haber respondido sus oraciones. 
Aun cuando nos sintamos abrumados por la multitud de nuestros pecados, Dios los perdonará si se lo pedimos con sinceridad.
Las buenas nuevas son que Dios puede y perdonará todos ellos. Nadie está lejos de la redención y nadie está tan lleno de pecados como para no poder ser limpio.
El acceso a Dios y el gozo de vivir en los atrios de su tabernáculo eran un gran honor. Dios escogió a un grupo especial de israelitas de la tribu de Leví para servir como sacerdotes en el tabernáculo (Números 3.5-51). Eran los únicos que podían entrar a los lugares santos en donde moraba la presencia de Dios. Debido a la obra de Jesús en la cruz, todos los creyentes tenemos acceso personal a la presencia de Dios en cualquier parte y en cualquier momento. Este salmo, que hace referencia a la cosecha, glorifica a Dios el Creador como reflejo de la belleza de la naturaleza. La naturaleza nos ayuda a comprender algo del carácter de Dios. Los judíos creían que el cuidado de Dios de la naturaleza era un ejemplo de su amor y provisión hacia ellos. La naturaleza muestra la generosidad de Dios, dándonos más de lo que necesitamos o merecemos. La reflexión sobre tan abundante
generosidad debe producirnos un corazón agradecido a Dios y generoso hacia los demás.

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