viernes, 24 de noviembre de 2017

Un momento... EL MAL GENIO

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL MAL GENIO

El mal genio o mal carácter se define como la propensión a explotar ante la más mínima provocación. 
¿Conoce a personas que, como afirma el popular dicho, se enojan hasta porque ven volar a una mosca? Pues, esas personas son las que tienen mal genio. 
Son personas que inmediatamente, al decir algo de ellos, se sienten aludidos y ofendidos e inician un escándalo de grandes proporciones. Personas que se molestan por todo. Por el alto costo de la vida, por lo aburrido de su trabajo, por lo insoportable del clima, por lo abusivas que son las personas, por lo malo que es el gobierno, por el equipo de fútbol que pierde un partido y tantas cosas más. Personas así casi siempre andarán con su ceño fruncido y alguna palabra hiriente en la punta de la lengua.
La Palabra de DIOS las llama personas rencillosas, significa inclinada a las rencillas o a las peleas. Proverbios 26.21 dice: “El carbón para brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda”.
Así como el carbón y la leña sirven para encender fuego, el hombre rencilloso enciende pleitos en dondequiera que se encuentra.
Proverbios 27.15 dice: “Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes”.
Si alguna vez hemos vivido en una casa con goteras, sabremos cuán molestosas son. Es terrible tener una gotera en la casa. Pues bien, igual de terrible es tener una esposa de mal genio según este proverbio.
Cuando alguien nos hace notar que tenemos mal genio, casi instintivamente buscamos una excusa para justificar nuestro mal genio. Es que soy así, así he nacido y así he de morir. Otros dirán, es que he tenido una vida dura, con muchos problemas, por eso soy así y no puedo cambiar. Tengo derecho a estar mal genio, porque así todos me tendrán temor y me respetarán.
Si pensamos que algunas de estas excusas son válidas para manifestar mal genio, significa que estamos dominados por el gigante del mal genio.
¿Qué hacer para conquistar a este gigante?
Debemos reconocer que DIOS no nos ha puesto en este mundo para que andemos de mal genio.
En Juan 10.10 el Señor Jesús dijo que “Él ha venido al mundo para que los que le seguimos vivamos en abundancia”.
El mal genio o el mal carácter o el ser rencilloso, dista mucho de la vida abundante que el Señor quiere que tengamos.
Si padecemos de mal genio, no echemos mano de ninguna excusa para justificar nuestro mal genio.
Reconozcamos que a causa de nuestro mal genio no estamos viviendo como DIOS y además estamos haciendo miserable la vida de los que están a nuestro alrededor.
Debemos reconocer que el mal genio no se cambia de la noche a la mañana. No es cuestión de revestirnos de fuerza de voluntad y hacer la firme promesa de que a partir de determinado momento en adelante vamos a dejar de tener mal genio.
Es posible que a fuerza de voluntad logremos estar de buen genio mientras no suceda algo que nos saque de las casillas, pero muy pronto reconoceremos que la fuerza de voluntad no es tan fuerte como parece para hacernos cambiar el carácter.
Para poder hacerlo debemos depender del poder del Espíritu Santo para dejar de tener mal genio.
El poder del Espíritu Santo se manifiesta en los creyentes llenos del Espíritu Santo. El ser lleno del Espíritu Santo es resultado de conocer y obedecer la Palabra de DIOS.
Por tanto, si queremos dejar de tener mal genio, debemos comenzar a invertir más tiempo en la lectura, el estudio y la meditación de la Palabra de DIOS, acompañándolo en oración.
En la medida que sepa lo que DIOS dice en su Palabra y lo apliquemos a nuestro diario vivir estaremos lleno del Espíritu Santo y en esas condiciones nuestra vida manifestará lo que la Biblia llama el fruto del Espíritu.
Gálatas 5:22-23 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Una persona que manifiesta amor en lugar de indiferencia, gozo en lugar de tristeza, paz en lugar de ansiedad, paciencia en lugar de explotar ante la más mínima situación adversa, benignidad en lugar de una disposición a la maldad, bondad en lugar de aspereza, fe o confianza en lugar de incertidumbre o desconfianza, mansedumbre en lugar de agresividad, templanza en lugar de ir a cualquier extremo. Esta persona es en realidad todo lo contrario a una persona mal genio.
De modo que, si hemos permitido que el gigante del mal genio domine nuestra vida, hoy mismo debemos comenzar la batalla para destronarlo. No será fácil, pero tampoco imposible con la ayuda del Señor.
Dios les bendiga abundantemente.

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