jueves, 23 de noviembre de 2017

Leyedo... Salmo 63

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LECTURA DIARIA:
Salmo 63

Los Salmos 61, 62 y 63 tal vez se escribieron cuando David buscaba refugio durante la rebelión de Absalón (2 de Samuel 15-18). 
David estaba demasiado solo cuando se escondía de sus enemigos en el árido desierto de Judea. Deseaba un amigo en el que confiar para aliviar su soledad. No hay duda de por qué clamó: "Dios mío... mi alma tiene sed de ti... en tierra seca y árida".
Únicamente Dios puede satisfacer nuestros deseos más profundos.
El salmista nos da una enseñanza importantísima: nuestra experiencia con Dios en el santuario nos prepara para la comunión con él en otros contextos. Debemos experimentar su poder y su gloria cuando nos reunimos para adorarle; esta experiencia moldea e influye todo lo demás de la vida.
El salmista, aunque en el desierto y en peligro de enemigos, quiere expresar su alabanza a Dios. Varias veces en los Salmos, “alzar las manos” se usa para expresar alabanza a Dios.
Cuando uno tiene gran hambre, una buena comida le da gozo. Asimismo el ser interior se nutre, se goza y se fortalece con la comunión con Dios y la alabanza a él. El júbilo, que es casi un grito, enfatiza el deleite en adorar a Dios.

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