viernes, 17 de noviembre de 2017

Un momento... EL CHISME

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL CHISME

Una de las características de la vida auténticamente cristiana es evitar el chisme.
Según el diccionario, chisme es la noticia verdadera o falsa con que se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna forma.
La definición en muy clara, el chisme es el arte de esparcir noticias, las cuales pueden ser verídicas o falsas, con el propósito claro de hacer daño a unos, ante otros.
La diferencia entre un chisme y un rumor, es que el chisme esparce noticias verdaderas o falsas, en cambio el rumor esparce noticias falsas. Tanto el chisme como el rumor tienen el propósito de atentar contra la integridad o la imagen de una persona.
La Biblia nos habla de varios efectos, todos ellos negativos.
En primer lugar, el chisme descubre el secreto. Proverbios 11.13 dice: “El que anda en chismes descubre el secreto; mas el espíritu fiel lo guarda todo”.
Varias cosas que suceden a las personas es mejor que se las guarde en secreto, no para encubrir el pecado, sino para no causar más daño que el que ya ha causado el pecado, pero cuando una persona comienza a divulgar lo que pasó, está descubriendo el secreto, y causando un grave mal a quién es víctima del chisme.
En segundo lugar, el chisme divide aún a los mejores amigos. Eso es lo que dice la Biblia. En Proverbios 16. 28 leemos lo siguiente: “El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos”.
El chisme es como un filo cuchillo que corta los vínculos más fuertes de amistad.
Otro efecto del chisme son las peleas. Proverbios 26.20 dice: “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda.”
Así como la leña aviva el fuego, el chisme aviva la pelea. El hogar, la iglesia, la oficina donde hay chismes son lugares donde habrá peleas. Las peleas son inevitables donde reina el chisme. Cuando alguien se entera que está siendo objeto de un chisme, es inevitable que intente por todos los medios descubrir quién ha echado a rodar ese chisme.
La consecuencia inevitable es el distanciamiento, la sospecha, la duda, la división y la discordia. Cuánta razón tiene la Biblia cuando dice que donde no hay chismoso cesa la contienda.
En Proverbios 18.8 leemos: “Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas.”
El chisme se presenta siempre con un rostro atractivo, la Biblia lo compara con un bocado suave, delicado, apetecible, pero penetra hasta las entrañas. Es tan fácil y tan atractivo prestar el oído a un chisme. Inclusive a veces lo justificamos pretendiendo que aparezca como algo inocente.
Cuántas veces no habremos caído en el chisme al mencionar motivos para orar en alguna reunión de oración, por ejemplo. Cuando decimos que debemos orar por tal o cual persona por cuanto ha hecho tal o cual cosa, o le ha pasado esto o aquello. No está mal orar con conocimiento de causa, por cosas muy específicas, pero debemos tener mucho cuidado para no disfrazar el chisme bajo el manto de pedido de oración. No olvide que las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas.
Luego de haber hablado sobre la explicación del chisme, el efecto del chisme y el engaño del chisme, nos toca hablar de la exhortación contra el chisme.
Se encuentra en Levítico 19.16 donde dice: “No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.”
El chisme no agrada a DIOS, el chisme no es bueno para el chismoso ni para el que es víctima del chisme. Por eso DIOS ha condenado el chisme diciendo: No andarás chismeando entre tu pueblo. Es un mandato.
Es muy interesante la vinculación entre el chisme y el asesinato en este texto. El chisme, es un atentado contra el carácter del prójimo. Cuántas veces no habremos causado grave mal contra el carácter de nuestro prójimo, mediante un chisme que salió de nuestra boca. Debemos tener mucho cuidado con los chismes.
Por último consideremos la erradicación de los chismes.
Reconozcamos y admitamos que el chisme es pecado. Por algo dice la Biblia: “No andarás chismeando entre tu pueblo”. No excusemos el pecado de chismear, no lo disfracemos diciendo que los chismes son inocentes.
Confesemos a DIOS el pecado del chisme. Cuando confesemos a DIOS el pecado del chisme, nos estaremos poniendo de acuerdo con DIOS en que somos chismosos y que nuestro chisme atenta contra DIOS y contra el prójimo.
Evitemos contar algo negativo sobre alguien cuando ese alguien no está presente. Si lo hacemos, estará chismeando.
Cuando alguien venga con un chisme, de una forma muy amable, digámosle: ¿Estaría dispuesto a decirme lo mismo que me está diciendo si la persona de quien me está hablando estaría aquí presente?
No olvidemos que peca tanto el que propaga el chisme como el que oye el chisme. Lo mejor es cortar de raíz los chismes, evitando oír chismes.
Dios les bendiga abundantemente.

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