viernes, 8 de marzo de 2019

Tiempo... Lucas 14. 15 - 24



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.

Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.  Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”.   Lucas 14. 15 - 24

Esta parábola nos ayuda a ver la inmensa gracia de Dios a todos los que reciben su llamado para ser parte de los invitados a la gran cena de las bodas del Cordero, como lo expresa Apocalipsis 19.9 “Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios”, con estas hermosas palabra de Dios en nuestras vidas, debemos ver más profundo en la verdad revelada en Jesús.
Jesús comenzó a contar una historia sobre una gran fiesta, y les dijo que un hombre preparó un gran banquete de bodas, y envío a su siervo con las invitaciones a los invitados, pero todos comenzaron a dar excusas, como “ Acabo de comprar un terreno y debo verlo”, “ He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos”, “ Acabo de casarme, y no puedo ir”, los invitados prefirieron seguir en sus actividades y despreciaron la gran invitación que viene de parte de Dios de dejar todo lo que consideraban más importante en sus vidas, y enumeran muchas excusas para no seguir a Cristo, pues se sienten cómodos y autosuficientes con la vida que llevan, y no logran ver la gran necesidad de dejarlo todo por Él.
Ese “dejar lo que estás haciendo para venir a la boda” significa arrepentimiento de los pecados delante de Dios, y al dar excusas a Dios, el tiempo se puede acabar. Cuando el siervo del Señor le contó todo lo que sucedió, entonces le dio una nueva instrucción, que buscara por las calles y callejones a los lisiados, a los ciegos, y a los cojos, después el siervo llevó a todos los que encontró, y le dio el informe a su Señor.
En estos versículos Dios nos llama a que sigamos buscando a aquellos de los cuales el Señor quiere llenar su casa, para que disfruten del que gran banquete que nos tiene preparado en los cielos.
Pero reflexionemos no debemos comportarnos como los primeros invitados que despreciaron la palabra de Jesús con excusas, por estar tan ocupados en sus vidas. Apreciemos el llamado del Señor y valoremos el privilegio de estar sentados con Él en el gran banquete del Cordero de Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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