jueves, 21 de marzo de 2019

Tiempo... Juan 2. 1 - 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Al tercer día hubo una boda en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Jesús estaba allí, y Jesús y sus discípulos fueron también invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo: Ya no tienen vino.

Jesús le contestó: Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. Ella dijo a los que estaban sirviendo: Hagan todo lo que él les diga.
Había allí seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada tinaja cabían de cincuenta a setenta litros de agua. Jesús dijo a los sirvientes: Llenen de agua estas tinajas.
Las llenaron hasta arriba, 8 y Jesús les dijo: Ahora saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta. Así lo hicieron. El encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido; sólo los sirvientes lo sabían, pues ellos habían sacado el agua. Así que el encargado llamó al novio y le dijo: Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, entonces se sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora. Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual mostró su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto se fue a Cafarnaúm, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos; y allí estuvieron unos cuantos días”. 
Juan 2. 1 – 12.

Una de las decisiones más importantes de la vida de una persona es la de casarse. Preparar la boda no se puede hacer de un día para otro, es necesario la gestión de los papeles, las invitaciones, detalles, vestidos, etc. Una infinidad de cosas que si no se hace con el tiempo suficiente probablemente no acabe todo lo bien que querríamos.
La primera aparición de Jesús es precisamente en una boda y en medio de un problema importante para los novios, "Jesús les dijo: Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: Sacad ahora un poco y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, y como no sabía de dónde era (pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían), el maestresala llamó al novio, y le dijo: Todo hombre sirve primero el vino bueno, y cuando ya han tomado bastante, entonces el inferior; pero tú has guardado hasta ahora el vino bueno."
En occidente es habitual que las bodas duren unas horas y servir diferentes tipos de vino, en oriente y en el tiempo de Jesús, era habitual que las bodas durasen varios días y la cantidad de vino que se bebía era grande. Por este motivo mientras los comensales estaban en buen estado, se servía el buen vino, se disfrutaba de su aroma y su sabor, y conforme pasaban las horas se servía vino de menor calidad.
Probablemente este error de falta de vino a alguno le podría haber costado su trabajo e incluso la vida. Jesús resolvió el problema y transformó el agua cristalina en vino de calidad.
Cada uno de nosotros tenemos un problema, hemos fallado nuestra misión, nos hemos convertido en pecadores, ante esto Cristo también ha hecho algo milagroso, nos ha salvado, utilizando su propia sangre para que nosotros seamos de alta calidad ante el Padre.
Dios no es un Dios escaso, todo lo contrario es un Dios abundante y excelente. Él transformará el agua en vino en nuestras vidas, nuestros problemas en soluciones, nuestras derrotas en victoria. No hará las cosas a medias, sino que aquel que empezó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Dios les bendiga abundantemente.

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