LECTURA DIARIA:
Juan capítulo 3
Nicodemo era fariseo y miembro del concilio (llamado Sanedrín) Muchos
fariseos estaban celosos de Jesús porque socavaba su autoridad y rebatía sus
puntos de vista. Pero Nicodemo indagaba y creía que Jesús tenía respuestas.
Aunque era un erudito, fue a Jesús para instruirse.
Nicodemo fue a Jesús pese a que pudo haber enviado a uno de sus asistentes.
Quizás temía que sus colegas, los fariseos, criticaran su visita, y por eso fue
cuando ya era de noche. Más tarde, cuando entendió que Jesús era en realidad el
Mesías, habló abiertamente en su defensa.
Nicodemo, por las Escrituras sabía que Dios lo regiría, que lo restauraría
en la tierra y que pertenecería al pueblo de Dios. Jesús reveló a su devoto
fariseo que el Reino sería para todo el mundo, no solo para los judíos, y que
Nicodemo podía pertenecer a él si personalmente nacía de nuevo.
Este era un concepto revolucionario: el Reino es algo personal, no nacional
ni étnico, y para entrar en él se requiere arrepentimiento y renacimiento
espiritual. Jesús más tarde anunció que el Reino de Dios está en el corazón de
los creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo. Su pleno cumplimiento
será cuando Jesús regrese a juzgar al mundo y destruya para siempre al maligno.
Sin duda, Nicodemo debe haber estado familiarizado con las promesas de
Dios. Jesús explica la importancia del nuevo nacimiento espiritual,
manifestando que no entraremos al Reino por ser buenos, sino por experimentar
ese nuevo nacimiento.
Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. El obra
de maneras imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su
nacimiento físico, tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un
regalo de Dios, dado por el Espíritu Santo.
Este maestro judío conocía muy bien el Antiguo Testamento, pero no había
entendido lo que decía del Mesías. Conocimiento no es salvación.
Todo el evangelio se centra en el versículo 16. Dios establece aquí el
verdadero molde del amor, la base de toda relación de amor. Si uno ama a
alguien profundamente, está dispuesto a darle amor a cualquier precio. Dios
pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede pagar. Jesús
aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofreció
una nueva vida que nos compró con su muerte.
"Creer" es más que una reflexión intelectual de que Jesús es
Dios. Significa depositar nuestra confianza en El, que es el único que nos
puede salvar. Es poner a Cristo al frente de nuestros planes presentes y
nuestro destino eterno. Creer es confiar en su palabra y depender de El para
cambiar.
Los discípulos de Juan el Bautista estaban confundidos porque la gente
seguía a Jesús y no a Juan.
¿Por qué Juan el Bautista siguió bautizando después que Jesús entró en
escena? ¿Por qué no se convirtió también en discípulo? Juan explicó que como
Dios fue el que le dio este trabajo, debía continuarlo hasta que lo llamara a
hacer otra cosa. El propósito principal de Juan era conducir la gente a Cristo.
Aunque Jesús ya había comenzado su ministerio, Juan podía seguir guiando la
gente a Jesús. La disposición de Juan a menguar en importancia muestra su
humildad.
El testimonio de Jesús era confiable porque vino del cielo y hablaba de lo
que vio allí. Sus palabras eran las mismas de Dios. El declaró que era el Hijo de
Dios, incluso que era Dios mismo. La esencia del Evangelio de Juan es la verdad
dinámica de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador, el que
fue desde el principio y seguirá viviendo para siempre.
El Espíritu de Dios estaba sobre Jesús sin límite y sin medida. Por lo
tanto, Jesús fue la suprema revelación de Dios a la humanidad.
Jesús dice que todo el que cree en Él tiene (no dice que tendrá) vida
eterna. La vida eterna se recibe cuando uno se une a la vida de Dios, la cual
por naturaleza es eterna. Así que la vida eterna comienza en el momento del
nacimiento espiritual.
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