viernes, 15 de marzo de 2019

Leyendo... Lucas capítulo 21



LECTURA DIARIA:
Lucas capítulo 21

Jesús se hallaba en el lugar del templo llamado atrio de las mujeres y el arca de las ofrendas se ponía allí o en un pasillo anexo. En este lugar había siete urnas.
En una los fieles depositaban sus impuestos al templo y en las seis restantes se depositaban las ofrendas voluntarias como la que dio esta mujer. No solo era pobre, además, como viuda tenía muy pocos recursos para obtener ingresos económicos. Su pequeña contribución fue un sacrificio, pero lo hizo voluntariamente. Esta viuda dio todo lo que tenía. Aquí Jesús admira la ofrenda con sacrificio.
El templo que los discípulos admiraban no era el de Salomón, destruido por los babilonios en el siglo VII a.C. Este templo lo construyó Esdras después de su regreso del exilio en el siglo VI a.C., profanado por los seléucidas en el siglo II a.C. Reconsagrado por los macabeos poco después y ampliado enormemente por Herodes el Grande en el lapso de cuarenta y seis años. Era una estructura hermosa, con una historia significativa, pero Jesús dijo que sería destruida totalmente. Esto sucedió en 70 d.C. cuando el ejército romano incendió Jerusalén.
Jesús no abandonó a sus discípulos sin antes prepararlos para las dificultades de los años venideros. Les puso al tanto de que vendrían falsos mesías, desastres naturales y persecuciones, pero al mismo tiempo les aseguró que El estaría con ellos para protegerlos y hacer que su Reino se conociera a través de ellos. Les prometió que regresaría en poder y gloria para salvarlos.
Estas persecuciones empezaron muy pronto. Lucas se refirió a muchas de ellas en Hechos. Desde la prisión, Pablo escribió que se gozaba en su sufrimiento porque este le ayudaba a conocer más a Cristo y a cumplir la obra de Cristo para la iglesia. La iglesia primitiva salió victoriosa a pesar de la intensa persecución.
Jesús advirtió que sus seguidores sufrirían la traición de familiares y amigos. Es reconfortante, sin embargo, saber que aunque nos sintamos por completo abandonados, el Espíritu Santo está con nosotros.
Jesús no dice que los creyentes no sufrirán ataques ni aun la muerte durante la persecución. Recuerde que la mayoría de los discípulos soportaron el martirio. Lo que Jesús dice es que ninguno de sus seguidores sufrirá alguna pérdida espiritual ni eterna.
Los "tiempos de los gentiles" empezó cuando Babilonia destruyó a Jerusalén en 586 a.C. y el exilio de los judíos. Israel dejó de ser una nación independiente para estar bajo el control de gobernantes gentiles. En los días de Jesús, el Imperio Romano gobernaba a Israel y un general romano destruiría la ciudad en 70 d.C. Jesús expresa que esta dominación gentil continuaría hasta que Dios decidiera terminarla. Los tiempos de los gentiles no solo se refiere a las frecuentes destrucciones de Jerusalén, sino también a las persecuciones continuas y en ascenso dirigidas al pueblo de Dios hasta el final.
La descripción de las persecuciones venideras y los desastres naturales, al fin y al cabo, no son motivos de temor, sino de alegría. Cuando los creyentes vean estos acontecimientos, sabrán que la venida del Mesías está cerca y vislumbrarán el Reino de justicia y paz.
Jesús dijo a sus discípulos que debían velar hasta su regreso. Aunque han pasado cerca de dos mil años desde que El dijera estas palabras, su verdad permanece; El viene otra vez y debemos estar expectantes y listos. Esto incluye el trabajo fiel en las tareas que Dios nos ha encomendado.

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