TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“El
último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie,
dijo con voz fuerte: Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que
beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.
Con
esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y
es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido
glorificado”.
Juan
7. 37- 39.
El
hombre sin Cristo tiene un vacío que trata de llenar con alcohol, drogas,
riquezas o placeres temporales. Pero nunca estas cosas saciarán su sed sino que
al contrario aumentarán el tamaño de su vacío, aumentarán su miedo hasta
terminar con su propia vida.
Lo
vemos en muchos artistas y personajes famosos que lograron un éxito aparente,
conseguido sin tener en cuenta a Dios.
Este
vacío interior, esa sed espiritual sólo puede ser llenada una vez y para
siempre con el Espíritu de Dios; el Señor Jesús declara “Os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere,
os lo enviaré.” (Juan 16.7), ya que al morir en la cruz y luego resucitar, fue
alzado a los cielos, para luego bajar por medio de su Espíritu y habitar en el
corazón de cada creyente.
Sólo
este hecho cambia nuestra realidad espiritual, transformando y llenando nuestro
interior de la fuente de amor, paz y libertad verdadera. Somos cambiados desde
nuestro interior para ofrecer a los demás algo que ahora sí tenemos: el amor de
Dios.
¿Tenemos
sed espiritual?
Sólo la fe en Jesús nos puede quitar la sed
para siempre.
Así
que, con total sinceridad con Dios, pidamos que nos perdone gracias al
sacrificio de Jesús en la cruz y que envíe a su Santo Espíritu a morar en
nosotros, para que podamos pasar de la oscuridad a la luz verdadera de Jesús.
Dios
les bendiga abundantemente.
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