Lucas capítulo 13
Pilato había condenado a muerte a varios galileos cuando estaban ofreciendo sacrificios rituales en Jerusalén.
No se da ninguna explicación de las razones que tuvo. Los judíos consideraron la suerte de los galileos como un castigo de Dios por sus culpas.
Jesús aclaró que ni los galileos ni los obreros debieran culparse por su calamidad. En cambio, cada cual debiera preocuparse por su día de juicio.
Jesús ha prometido al que cree en El que no perecerá, sino que tendrá vida eterna (Juan 3.16)
En el Antiguo Testamento, un árbol con fruto simboliza la vida. Jesús subrayó lo que le sucedería a la otra clase de árbol, aquel que ocupó tiempo y espacio y no produjo nada para el paciente agricultor. Esta era una manera de advertir a sus oyentes de que Dios no iba a tolerar para siempre esta infecundidad.
Los líderes religiosos veían las sanidades de Jesús como parte de la profesión de un médico y estaba prohibido practicar la medicina en el día de reposo. El principal de la sinagoga no vio más allá de la Ley a la compasión de Jesús para sanar a esta mujer encorvada. Jesús lo avergonzó junto con los demás líderes al señalar su hipocresía. Podían desatar su ganado y cuidar de él, pero no querían regocijarse cuando se liberaba una vida del poder de satanás.
Los fariseos ocultaron tras su juego de leyes evitar las obligaciones del amor. La expectación general en los oyentes de Jesús era que el Mesías vendría como un gran rey y líder para liberarlos de Roma y restaurar la gloria inicial de Israel. Pero Jesús dijo que su reino empezaba sin alborotos, como la pequeña semilla de mostaza que crece y se convierte en un árbol inmenso, o como la levadura que se agrega a la masa para convertirla en pan. El Reino de Dios avanza poco a poco hacia el exterior hasta que todo el mundo se transforme. Jesús va a Jerusalén. Aun cuando sabía que estaba en camino hacia la muerte, continuó predicando a grandes multitudes y sanando. La perspectiva de la muerte no varió la misión de Jesús.
La gente deseaba saber quién se salvaría. Jesús explicó que a pesar de que muchos saben algo acerca de Dios, solo algunos han aceptado su perdón. Escuchar sus palabras o admirar sus milagros no es suficiente, es fundamental dar la espalda al pecado y confiar en Dios para recibir su salvación.
El Reino de Dios incluirá gente de todas partes del mundo. El rechazo de Israel hacia Jesús como el Mesías no detendrá el plan de Dios. El verdadero Israel incluye a todas las personas que creen a Dios.
Dios mismo planeó y dirigió la vida de Jesús, y su misión se reveló en el tiempo de Dios y de acuerdo a su plan.
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