TIEMPO DE REFLEXIÓN
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz,
para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a
la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios." Juan 3.
16 – 21
Hay un cortometraje en youtube llamado el tren. Este
es un fragmento de una película que muestra la historia de un jefe de estación
y su hijo. El pequeño, jugando, acaba atrapado entre los mecanismos de las vías
y el padre tiene un gran dilema, activar el mecanismo y que su hijo muera y
salvar a todos aquellos que viajan en el tren o por el contrario, dejar las
vías como están, salvar a su hijo y permitir que todos los pasajeros mueran. El
corto muestra como muchos pasajeros no son buenas personas, da a entender que
merecerían morir incluso para que el pequeño se salvase. Finalmente el padre
hace lo correcto, activa los mecanismos, perdiendo así a su hijo y salvando a
todos aquellos que viajaban en el tren.
Muchas veces se ha tratado de comparar este video con
la obra Cristo, "porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz,
para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a
la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios."
Estas palabras de Jesús es algo más que el simple
sacrificio de un niño por salvar a los viajeros de un tren. Es una historia de
elección, es una historia de obediencia, es una historia de amor, es una
historia de ganancia divina. Aquí el que muere no es un pequeño niño, es
Cristo, la luz rechazada, la santidad convertida en pecado, la muerte de Cristo
no tiene su énfasis en el sufrimiento físico, sino que aquel que no había
gustado el pecado, gustó el pecado de todos aquellos que son hijos de Dios. Estaba
tan sucio y tan asqueroso por culpa de nuestras faltas que el Padre le
abandonó.
Cualquier acto humano que comparemos con el sacrificio
de Cristo es un insulto a Dios. Cada hombre que existe en la tierra merece
morir, pero no Cristo, Él es una de las personas de Dios, no cometió ningún
error, ningún pecado y aun así murió como un delincuente, para que aquellos a
quien Dios escogió como sus hijos sean salvos a través de su sangre.
De esta manera tan increíble amó Dios, que ha dado la
oportunidad a los que creen en Él, de ser sus hijos.
Este es el verdadero amor, que el justo muera por los
injustos y los pecadores tengan vida y la tengan en abundancia.
Dios les bendiga abundantemente.
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