TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Yo
soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero
el que trabaja solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y
huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son suyas.
Y el lobo ataca
a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque
lo único que le importa es la paga, y no las ovejas. Yo soy el buen pastor. Así
como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a
mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas”.
Juan
10. 11 – 15.
Desde
el Antiguo Testamento los profetas habían usado la relación del pastor con sus
ovejas para describir la relación de Dios con su pueblo, así lo dice Isaías 40.11:
“Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su
seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.
Aquí
Dios consuela a su pueblo, los puros de corazón.
Leemos
en el libro de Ezequiel cómo Dios llama duramente la atención a los líderes religiosos
por no haber apacentado bien las ovejas del Señor, y “Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su
mano, pues yo libraré mis ovejas. He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas,
y las reconoceré”. “Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco” Ezequiel
34.10-11, 15.
El
Padre envía a su Hijo a juntar sus ovejas en un buen redil. Y en sus propias
palabras, Jesús nos dice: "Yo soy el buen pastor". Un pastor cuida de
su rebaño minuto a minuto, fortalece a las débiles, cura las enfermas; venda a
la perniquebrada y busca la descarriada y la perdida.
Y
a eso vino Jesús a ser el buen Pastor, el Pastor que ama y protege y da su vida
por ellas
Jesús
dice: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” Juan
10.14. Este conocimiento implica una relación personal, donde se escucha su
voz, se obedece y se confía en él con la certeza que nos lleva a los verdes
pastos donde nada nos hará falta.
Qué
bendición estar en el redil del Señor: “Pues vosotros andabais descarriados
como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas”.
1 Pedro 2.26.
Dios
les bendiga abundantemente.
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