LECTURA
DIARIA:
Lucas
capítulo 9
Jesús
a sus discípulos les dio poder, les dio instrucciones específicas de modo que
sabían qué hacer, y les exigió responsabilidad por sus acciones.
Jesús
anunció su Reino mediante la predicación y la sanidad. Si solamente hubiera
predicado, la gente podría haber visto su Reino solo como espiritual. Por otro
lado, si solo hubiera sanado sin predicar, la gente no habría comprendido la
importancia espiritual de su misión. La mayoría de sus oyentes esperaban un
Mesías que traería prosperidad y poder a su nación; preferían bendiciones
materiales antes que discernimiento espiritual. La verdad es que Jesús es Dios
y hombre, espíritu y carne, y la salvación que ofrece es para el alma y el
cuerpo. Cualquier enseñanza que enfatice el alma a expensas del cuerpo o a este
a expensas del alma, está en peligro de distorsionar las buenas nuevas de
Jesús.
En
cada lugar donde irían, los discípulos debían quedarse en una sola casa porque
así no ofenderían a sus anfitriones al trasladarse a otra que fuera más cómoda
o socialmente más prominente. Quedarse en una casa no sería una carga para el
hospedador porque su permanencia en cada comunidad sería breve. Sacudir el
polvo de los pies en las ciudades donde no los aceptaran tenía una implicación
cultural. Los judíos piadosos sacudían el polvo de sus pies después de pasar
por ciudades gentiles, para mostrar su separación de las prácticas de ellos. Si
los discípulos se sacudían el polvo de una ciudad judía, mostrarían su
separación de los judíos que rechazaron al Mesías. Esta acción también señalaba
que los discípulos no eran responsables de cómo la gente respondía a su
mensaje.
Muchos
pensaban que Jesús era alguien que resucitó, tal vez Juan el Bautista u otro
profeta. Algunos sugirieron que era Elías, el gran profeta que no murió sino
que fue llevado en un carro de fuego. Muy pocos hallaron la respuesta correcta,
como fue el caso de Pedro.
Jesús
trató de pasar inadvertido, pero pronto descubrieron dónde estaba y lo
siguieron. En lugar de molestarse por esta interrupción, Jesús les recibió y
suplió sus necesidades.
El
Reino de Dios fue un punto focal en la enseñanza de Jesús. Explicó que no era
solo un reino futuro; estaba entre ellos, materializado en El, el Mesías.
Cuando
los discípulos expresaron su preocupación por dónde la multitud de miles iba a
comer, Jesús ofreció una solución: "Dadles vosotros de comer". Ellos
enfocaron su atención en lo que no tenían (alimentos y dinero).
Pero
Jesús no pasa por alto las necesidades.
Jesús
dijo a sus discípulos que no debían decir que era el Cristo porque en ese
momento no entendían del todo el significado de esta declaración, ninguno lo
entendía. Todos seguían esperando al Mesías que vendría como un Rey
conquistador. Pero Jesús, como el Mesías, tendría aún que sufrir, lo
rechazarían los líderes, moriría y resucitaría. Cuando los discípulos vieran
suceder todas estas cosas en Jesús, comprenderían el porqué de la venida del
Mesías. Solo entonces estarían preparados para predicar las buenas nuevas alrededor
del mundo.
Jesús
empieza a enseñar a sus discípulos, de manera clara y específica acerca de lo
que iba a ocurrir y de lo que debían esperar, a fin de que no se sorprendieran
cuando esto sucediera. Explicó que ahora no sería el Mesías conquistador, porque
antes tendría que sufrir, morir y resucitar. Pero que un día regresaría en gran
gloria para establecer su Reino eterno.
A la
audiencia griega de Lucas le sería difícil comprender a un Dios que puede
morir, asimismo la judía de Jesús se mostraría perpleja ante un Mesías que
permitiría su captura. A ambos los avergonzarían si no miraran su muerte, su
gloriosa resurrección y su Segunda Venida. Entonces verían a Jesús, no como un
perdedor, sino como el Señor del universo que, a través de su muerte, logrará
la salvación en favor de todos.
Jesús
llevó a Pedro, Jacobo y Juan a la cumbre del monte para mostrarles quién era en
realidad, no solo un gran profeta, sino el mismo Hijo de Dios.
Dios
identifica con claridad a Jesús como su Hijo antes de decirle a Pedro y los
demás que deben oírle a Él y no a sus ideas ni deseos. El poder para seguir a
Jesús viene de la seguridad de saber quién es. Si creemos que es el Hijo de
Dios, sin duda desearemos hacer lo que Él dice.
Los
discípulos no entendieron las palabras de Jesús acerca de su muerte. Seguían
pensando en Jesús como un rey terrenal y les preocupaban los lugares que
ocuparían en el Reino. De modo que pasaron por alto sus palabras relacionadas
con su muerte y empezaron a discutir acerca de quién sería el más importante.
Muchos
seguían a Jesús.
Jesús
proclamó que el verdadero discipulado demanda acción inmediata. Al seguirlo, Jesús
no enseñó a la gente que abandonara sus responsabilidades familiares, pero a
menudo les dio mandamientos a la luz de sus verdaderas motivaciones. Hay un
costo en seguir a Jesús y cada uno debe estar dispuesto a servir aun cuando
requiere sacrificio.
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