LECTURA
DIARIA:
Jesús
tenía como misión salvar al mundo, la más grande misión en la historia de la
humanidad. A pesar de esto empleó tiempo para asistir a una boda y participar
en las festividades. Las bodas en los días de Jesús eran fiestas de una semana
de duración.
Los banquetes se preparaban para muchos invitados y la semana se
la pasaban celebrando la nueva vida de la pareja. Muchas veces se invitaba a
todo el pueblo y la gente iba, ya que se consideraba un insulto rehusar la invitación
a una boda. Era una vergüenza que se acabara el vino, pues rompía las reglas de
la hospitalidad. María tal vez no pedía que Jesús hiciera un milagro, sino que
le ayudara a resolver este problema tan importante hallando un poco de vino. La
respuesta de Jesús a María no es fácil de entender. A lo mejor María no logró
entender lo que Jesús pensaba hacer, pero confió en lo que El haría. María se
sometió a la forma de actuar de Jesús. Reconoció que Él era más que su hijo
humano: era el Hijo de Dios.
Cuando
los discípulos vieron los milagros de Jesús, creyeron. El milagro demostró su
poder sobrenatural. La forma de realizarlo reveló la manera en que cumpliría su
ministerio: ayudando a otros, relacionándose con autoridades y estando en contacto
con la gente. Los milagros no son simples actos sobrehumanos, sino actos que
demuestran el poder de Dios.
Capernaum
se convirtió en sede de su ministerio en Galilea. A pesar de que Jesús hizo de
esta ciudad su base de operaciones en Galilea, la atacó por su gente incrédula
(Mateo 11.23; Lucas 10.15).
La
Pascua se celebraba todos los años en el templo de Jerusalén. El templo era un
lugar muy concurrido durante la Pascua con miles de visitantes de todas partes.
Los líderes religiosos permitían que se congestionara mucho más al dejar entrar
a los cambistas y mercaderes para establecer sus puestos en el atrio de los
gentiles. Aceptaron esta práctica como una manera de ayudar a los adoradores y
una forma de obtener dinero para el mantenimiento del templo. Pero los líderes religiosos
parecían no dar importancia al hecho de que el atrio de los gentiles estaba
lleno de mercaderes y los extranjeros tenían dificultad para adorar. Y el
motivo principal de visitar el templo era la adoración.
Los
vendedores de animales tenían un negocio floreciente en el patio del templo. El
precio de los animales para el sacrificio en el templo era más alto que en
cualquier otro lugar. Jesús se molestó por la deshonestidad y voracidad
practicada por cambistas y mercaderes. No debían trabajar en el templo mismo.
Su presencia denigraba el templo, el lugar de adoración a Dios.
Juan
narra la primera limpieza del templo. La segunda limpieza, ocurrida al final
del ministerio de Jesús cerca de tres años más tarde, se relata en (Mateo 21.12-17;
Marcos 11.12-19; Lucas 19.45-48.
Jesús
interpretó la maldad en el templo como un insulto a Dios y fue enérgico. Los
judíos interpretaron que Jesús se refería al templo del cual expulsó a los
mercaderes y cambistas. Jesús no hablaba del templo hecho de piedras, sino de
su cuerpo. Sus oyentes no podían darse cuenta, pero Jesús es más grande que el
templo. Sus palabras cobraron significado en los discípulos luego de la resurrección.
Se cumplió a la perfección lo predicho y eso fue una prueba contundente de que
era Dios.
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