LECTURA
DIARIA:
Juan
capítulo 6
Jesús
probaba a Felipe a fin de fortalecer su fe. Cuando Jesús preguntó a Felipe
dónde comprar una enorme cantidad de pan, este empezó a calcular el costo
probable.
Jesús quería enseñarle que los recursos financieros no son los más
importantes. Aquí se hace un contraste entre los discípulos y el niño que
brindó lo que tenía. Contaban con más medios que el niño, pero como sabían que
lo que tenían no era suficiente, no dieron nada. El niño entregó lo poco que
tenía y eso fue lo que lo cambió todo.
Al
efectuar sus milagros, Jesús por lo general prefería obrar a través de la
gente. Aquí tomó lo que le ofrecía un niño y lo usó para llevar a cabo uno de
los milagros más espectaculares narrados en los Evangelios.
El
mar de Galilea está 195 m por debajo del nivel del mar, tiene una profundidad
de 45 m y está rodeado de colinas. Estas características físicas hacen que
quede expuesto a tormentas repentinas con vientos que causan olas muy altas.
Cuando Jesús fue a sus discípulos durante una tormenta andando sobre el agua (a
más de 5 km de la costa), les dijo que no temiesen. Los discípulos,
atemorizados, quizás pensaron que veían un fantasma. Pero si hubiesen recordado
las cosas que habían visto hacer a Jesús, podrían haber aceptado este milagro.
Jesús
no obraba independientemente de Dios el Padre, sino con El. Jesús dijo que no
perdería una persona siquiera de las que el Padre le había dado. Así que
cualquiera que se comprometa sinceramente a creer en Jesucristo como Salvador
está seguro en la promesa de vida eterna que da Dios. Los que ponen su fe en
Cristo resucitarán de la muerte física a la vida eterna con Dios cuando Cristo
vuelva otra vez.
Los
líderes religiosos murmuraban porque no podían aceptar la declaración de
divinidad de Jesús. Solo lo veían como el carpintero de Nazaret. Se negaron a
creer que Jesús era el Hijo divino de Dios y no toleraban su mensaje.
Dios,
no el hombre, juega el papel más activo en la salvación.
A
menudo, los líderes religiosos le pedían a Jesús que les probara por qué era
mejor que los profetas que habían tenido. Aquí Jesús se refiere al maná que
Moisés dio a sus antepasados en el desierto (Éxodo 16). Este pan era físico y
temporal. El pueblo lo comía y les daba el sustento de un día. Pero era
necesario obtener más pan cada día y este no impedía que muriesen. Jesús, que
es mucho más grande que Moisés, se ofrece como pan espiritual del cielo que
satisface plenamente y conduce a la vida eterna.
El
Espíritu Santo da vida espiritual; sin la obra del Espíritu Santo ni siquiera
podemos ver nuestra necesidad de vida nueva.
Para
Jesús no existen términos medios. Cuando preguntó a sus discípulos si también
se irían, les mostraba que podían tanto aceptarlo como rechazarlo. Jesús no
intentaba rechazar a la gente con sus enseñanzas. Sencillamente decía la
verdad. Cuanto más escuchaban las personas el verdadero mensaje de Jesús, más
se dividían en dos bandos: los que buscaban con sinceridad porque deseaban
entender más, y los que rechazaban a Jesús porque no les gustaba lo que oían.
Después
que muchos de los seguidores lo abandonaron, Jesús preguntó a los doce
discípulos si también lo dejarían. Pedro respondió: "¿A quién
iremos?"
Como
respuesta al mensaje de Jesús, algunas personas se fueron; otros se quedaron y
creyeron de verdad; y algunos, como Judas, se quedaron pero intentaron usar a
Jesús para ganancia personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario