UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
TODA
NUESTRA VIDA EN LAS MANOS DE DIOS
¿Por
qué dio DIOS la ley al hombre? No necesitamos examinar todas las leyes que DIOS
ha dado en estos cuatro mil años.
Sólo necesitamos observar los diez
mandamientos que DIOS dio a los israelitas en el monte Sinaí. ¿Cuál fue el
propósito de estos mandamientos?
DIOS
les dio los diez mandamientos a los israelitas, no para que los guardaran, sino
para que los quebrantaran. ¿Qué significa esto? Dios sabe que el hombre no
puede guardar la ley y también conoce que todos somos pecadores. Sin embargo,
el hombre se niega a aceptar el juicio de DIOS.
Sólo
cuando una persona fracase después de intentar cumplir la ley, reconocerá que
es pecadora. El libro de Romanos nos dice que DIOS dio la ley al hombre para
que éste la quebrantara, no para que la guardara.
“Pero
la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó
la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia
reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”.
Romanos
5. 20 – 21.
Cuando
el hombre llega a comprender que no puede guardar la ley, viene a ser subyugado
y se humilla. DIOS invirtió miles años en ayudar al hombre a ver que no puede
lograr nada. Después envió a Cristo para que el hombre lo recibiera y fuera
salvo por El.
En
estos últimos dos mil años, muchos pecadores han sido salvos. Fuimos salvos a
pesar de que éramos pecadores.
Somos
inútiles. Para poder recibir liberación de parte de DIOS, lo primero que
debemos hacer es reconocer que no podemos hacer nada y no intentar nada.
Tenemos que decirle a DIOS: “Me rindo ante Ti Estoy acabado. Ya no lucharé”.
Esto es lo que significa rendirnos.
¿Qué
sucede cuando vemos que el Señor murió en la cruz por nosotros? ¿Qué sucede cuando
creemos? Somos salvos tan pronto creemos. Igualmente cuando vemos que el Señor
nos ha llevado a la cruz, y nos ha crucificado allí, cesamos de luchar y no
tratamos de mejorar.
Una
vez que creemos que el Señor está en nosotros y que vence en nuestro lugar,
detenemos nuestras obras y permitimos que DIOS nos rescate. Decimos: “Señor,
nunca mejoraré y tampoco tengo la intención de intentarlo. No haré nada de hoy
en adelante. No tomaré el control ni me preocuparé por nada. Soltaré todo a
partir de hoy, y los problemas ya no serán míos, toma Tú el control de mi vida”.
Esto es lo que significa rendirnos. Esto es lo que significa soltar.
Algunos
han dicho que soltar es muy difícil.
Romanos
7. 18 dice: “Yo sé que mis deseos egoístas
no me permiten hacer lo bueno, pues aunque quiero hacerlo, no puedo hacerlo”.
Si
aún seguimos administrando nuestros propios asuntos; no podemos decir que
fuimos crucificados juntamente con Cristo ni que ya no vivimos nosotros. Soltar
significa morir, renunciar; significa abandonar todo esfuerzo por tomar control
y olvidarnos del asunto. Cuando ya no seamos capaces, DIOS podrá obrar. Por
tanto, la primera condición es soltar los asuntos.
Esto
es lo que significa soltar y rendirnos. Esto es lo que significa estar
crucificados con Cristo. Debemos decirle al Señor: “No renuncio porque sea
capaz; renuncio porque no puedo tolerar más esto. No soy capaz de hacer nada;
no logro manejar las cosas”. Es por esto que tengo que renunciar.
Lo
único que debemos hacer es dejar todo en las manos del Señor. No debemos
preocuparnos ni tratar de hacer nada. Esto es lo que significa vencer; esto es
lo que significa rendirse.
Eso
significa entregar TODA nuestra vida en las manos de DIOS.
Dios
les bendiga abundantemente.
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