UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿QUÉ
DE TU VIDA ES TUYO?
El
ser humano por naturaleza es jactancioso, le gusta sentirse grande, superior,
independiente, y hasta dueño de todo.
Por
naturaleza no le gusta obedecer, estar sujeto a reglas, tener a otros que le
orden, pues su placer esta en ganar, estar arriba, tenerlo todo, y que el mundo
este a sus pies.
El
ser humano ve la vida como que si es algo que le pertenece, ve el tiempo como
que si lo puede manejar, usa su cuerpo como que si es de su propiedad, vive la
vida pensando en que nunca se le acabará.
La
Palabra de DIOS nos dice en Santiago 4. 13 – 17: “!Vamos ahora! los que decís:
Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y
ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra
vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y
haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda
jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es
pecado”.
Leamos
con cuidado este pasaje. ¿No es verdad que aun el hombre y la mujer común
sienten, piensas y actúan así algunas veces?
Todos
de pronto hacemos planes como que si el tiempo y la vida nos perteneciera, como
que si el mundo está a nuestros pies, como que si DIOS no
existiera.
Nos
acostamos sin reflexionar en los peligros del día, y quien se encargó de darnos
el aire que respiramos, o la protección en la calle.
Al
amanecer, vemos salir el sol como una obligación del día, tan normal, tan
natural, que no pensamos en que pudo haber tenido complicación en el sistema
planetario, y que es DIOS quien está pendiente de todo para que funcione a la
perfección.
Es
normal que nosotros los humanos sintamos, pensemos, planeemos, actuemos y hagamos
cosas con tanta libertad y soberanía como que si fuéramos dueños
absolutos de nuestra vida, del tiempo, bienes, familia, trabajo, talentos,
dinero, y hasta la tierra completa.
Decimos,
sin tomar en cuenta a DIOS, “mañana iré a tal lugar, hare tal cosa, compraré un
auto, comeré algo rico, etc.”.
Este
es un gran error, es un claro pecado de soberbia, arrogancia, superioridad,
independencia, y jactancia.
Según
el Salmo 24.1, lo que hay en el cielo y en la tierra, incluyendo los seres
humanos, todo pertenece a DIOS.
Luego
1 Corintios 4.1-2 dice que todos somos administradores de lo que DIOS nos ha
encomendado, y que solo somos responsables de ser fieles, pues no somos dueños
de nada, porque todo pertenece a DIOS.
Quiere
decir entonces que ni nuestra vida, ni mucho menos lo que decimos tener nos
pertenece, pues somos mayordomos o administradores de esto delante de
DIOS.
Recordemos
siempre que antes de hacer o planear algo, pedir la aprobación y dirección a
DIOS.
Las
cosas siempre salen mejor cuando se recibe la aprobación de DIOS y se hace en
las dimensiones de la obediencia.
Dios
les bendiga abundantemente.
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