LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 11
Los
veinticinco hombres de este capítulo eran los consejeros de la ciudad, los
cuales trazaban la política oficial.
Como
estos veinticinco hombres no habían partido al exilio, asumían una posición
privilegiada.
Su
castigo se completó cuando Dios abandonó Jerusalén. La puerta de la ciudad era
el lugar en donde los mercaderes y los políticos realizaban sus negocios, por
lo tanto, los veinticinco hombres pudieron haber representado los gobernantes
de la nación. Debido a sus puestos de liderazgo, eran responsables por
descarriar al pueblo. Habían dicho que Jerusalén estaba segura ante otro ataque
de los babilonios. “Esta será la olla y nosotros la carne” significa que creían
que eran lo más selecto, los de influencia, los que serían protegidos de todo
peligro. Sin Dios la situación siempre es precaria.
Desde
el momento en el que entraron en la tierra prometida, los israelitas fueron
advertidos de que no copiaran las costumbres y las prácticas religiosas de
otras naciones. Desobedecer este mandamiento y seguir las costumbres paganas en
vez de las leyes de Dios siempre les acarreó problemas.
Dios
prometió a los cautivos en Babilonia que continuaría estando con ellos aun
cuando habían abandonado Jerusalén. Esta era una gran preocupación para los
judíos porque creían que Dios estaba presente principalmente en el templo. Pero
Dios les aseguró que continuaría siendo su Dios a pesar del lugar en el que
estuvieran. En medio del mensaje ardiente de castigo de Ezequiel se levantaba
un fresco oasis: la promesa que hizo Dios de restaurar a los pocos fieles en su
tierra natal.
Los
mensajes de Dios por medio de Ezequiel están llenos de ironía. Aquí Él dice que
los judíos en cautiverio son los fieles y aquellos que están en Jerusalén son
los pecadores y los malvados. Esto era lo contrario de lo que el pueblo
percibía. Las apariencias pueden engañarnos.
Dios
era el santuario para el remanente justo. Aquellos idólatras, aun cuando
adoraban en el templo de Jerusalén no encontrarían un verdadero santuario, pero
los cautivos fieles aun cuando estuvieran lejos de casa, serían protegidos por
Dios.
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