LECTURA
DIARIA:
Lamentaciones
capítulo 3
En
el momento más sombrío de Jeremías, su esperanza se fortaleció con esta
seguridad: Dios fue fiel y seguiría siéndolo. Jeremías vio el juicio de Dios
así como su amor inquebrantable.
En el tiempo del juicio, la misericordia de
Dios siguió sosteniendo a Jeremías, así como en los tiempos de prosperidad
profetizó acerca del juicio de Dios.
En
el hebreo original, los primeros cuatro capítulos del libro de Lamentaciones
son poemas acrósticos. Cada versículo en todos los capítulos comienza con cada
una de las letras del alfabeto hebreo.
En
representación de Israel, Jeremías se ve a sí mismo viejo y quebrantado
(versículo 4), muerto y sepultado (versículo 6), prisionero, torturado, como
viajero desorientado, atacado por las fieras (versículos 10, 11), como blanco
de las flechas (versículos 12, 13), como objeto de burla, amargado y humillado.
Los
asirios practicaban una forma de tortura a los prisioneros encerrándolos entre
paredes en espacios reducidos. El profeta se sentía tan encerrado que, según
él, ni sus oraciones podían ascender a Dios
Jeremías
casi había perdido las esperanzas (versículo 20). Entonces, recordó algo que le
hizo concebirlas de nuevo (versículo 21); las misericordias de Dios (versículo
22). La palabra hebrea para misericordias (hesed) puede ser traducida también
como «pacto de amor» o «amor fiel ». Está vinculado al concepto de compasión,
verdad, fidelidad, y bondad. La posibilidad de ofrecer sacrificios había
desaparecido y todo parecía perdido, pero permanecía la hesed de Dios.
Jeremías
vio un rayo de esperanza en todo el pecado y la tristeza que lo rodeaba: «Por
la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias».
Por
experiencia personal, Jeremías conocía la fidelidad de Dios. Dios prometió que
el castigo seguiría a la desobediencia y sucedió así. Sin embargo, El también
prometió restauración y bendiciones futuras y Jeremías sabía que Dios también
cumpliría esa promesa.
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