LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 44
Dios
recuerda a los judíos los pecados que llevaron desolaciones a Judá.
Los
judíos a quienes Dios envió a la tierra de los caldeos estaban allá por el
poder de la gracia de Dios, advertidos de la idolatría; pero los que fueron por
su propia perversa voluntad a la tierra de los egipcios, se aficionaron ahí,
más que nunca, a sus idolatrías.
Estos
judíos no se excusaron, sino declararon que harían lo prohibido.
La poca vida espiritual que les quedaba a los israelitas cuando huyeron a Egipto se perdió al hundirse en las profundidades de la idolatría. La huida a Egipto provocó un cambio en sus hábitos paganos de adoración y sus problemas lo achacaron a que olvidaron sus ídolos. Sin embargo, la idolatría, antes que todo, fue la que originó sus problemas. La gente se negó a reconocer la verdadera fuente de sus problemas: apartarse del liderazgo de Dios.
La poca vida espiritual que les quedaba a los israelitas cuando huyeron a Egipto se perdió al hundirse en las profundidades de la idolatría. La huida a Egipto provocó un cambio en sus hábitos paganos de adoración y sus problemas lo achacaron a que olvidaron sus ídolos. Sin embargo, la idolatría, antes que todo, fue la que originó sus problemas. La gente se negó a reconocer la verdadera fuente de sus problemas: apartarse del liderazgo de Dios.
Jeremías
afirma que la calamidad había caído sobre Judá precisamente porque se ofreció
incienso en culto idólatra, y Dios no pudo sufrirlo más. La interpretación de
Jeremías sobre las causas de la calamidad que afectaba a Judá es diametralmente
opuesta a la de aquella gente.
Jeremías
les recuerda por todo argumento el castigo que ha enviado contra Judá por los
cultos idolátricos de sus antepasados. Sus idolatrías les traerían la ruina
total.
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