LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 46
Jeremías
estaba en Egipto, habiendo sido llevado allí en contra de su voluntad por el
remanente del pueblo de Judá que desobedeció a Dios dirigiéndose hacia Egipto.
Aquí Jeremías pronunció profecías contra las diferentes naciones del entorno.
Dios
les dijo que le sucedería a Egipto. El remanente que dejó las tierras de Judá
descendió a Egipto porque pensaron que allí tendrían paz y abundancia. Dios les
dijo que tenía noticias para ellos. La guerra se trasladaría a Egipto, y
Nabucodonosor conquistaría también Egipto, cosa que hizo.
Los
sobrevivientes de Judá habían cometido un gran error al depositar su confianza
en Faraón y en Egipto. Ellos deberían haber depositado su confianza en Dios.
Debían haber creído y obedecido al Señor, quien les había advertido
detalladamente de las consecuencias que les acarrearía su desobediencia. Sin
embargo, a pesar de todo, Jeremías incluyó una hermosa profecía para
consolarlos.
Los
que fueron usurpadores de otros, ahora serán usurpados ellos mismos. Egipto es
ahora como novilla muy hermosa no acostumbrada al yugo del sometimiento, pero
la destrucción viene del norte: los caldeos llegarán. Se habla de consuelo y
paz al Israel de Dios, pensando alentarlos cuando los juicios de Dios estén
entre las naciones. Él estará con ellos y sólo los corregirá
proporcionadamente; y no los castigará con eterna destrucción sacándolos de su
presencia.
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