LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 13
La
advertencia de la condenación iba dirigida a los falsos profetas cuyos mensajes
no provenían de Dios.
Sino que eran mentiras que intentaban ganar la simpatía
de la gente al decir cualquier cosa que los hiciera feliz. A los falsos
profetas no les importaba la verdad como a Ezequiel. Adormecieron a la gente
con un falso sentido de seguridad, haciendo que el trabajo de Ezequiel fuera
mucho más difícil.
Usaban
su propio intelecto y andaban en pos de su propio espíritu, en lugar de
escuchar a Dios.
La
gente estaba ocupada reparando los muros de Jerusalén y los profetas debían
haber fortalecido también la moral y las defensas espirituales.
Un
triple castigo se anuncia para los profetas que adivinan mentira : Perderán el
lugar de honor que ocupan en la congregación; sus nombres serán borrados del
libro de la casa de Israel; no retornarán a la tierra de Israel desde el
exilio.
Estos
falsos profetas cubrían sus mentiras («una pared insegura» según la versión
popular) con «lodo suelto» («cal» en otra traducción) para darle una apariencia
agradable. Tal superficialidad no podía mantenerse firme bajo el escrutinio de
Dios.
La
embarradura con lodo suelto no sostendría la pared cuando llegue la lluvia
torrencial del juicio de Dios.
La
advertencia contra las falsas profetisas. Parece una alusión a las hechiceras y
adivinas.
Existen
registros en la Biblia que indican que el don de la profecía se otorgaba tanto
a mujeres como hombres. María, Débora y Hulda eran profetisas. Pero las mujeres
mencionadas en este versículo se parecen más a la bruja de 1 de Samuel 28.7, y
son condenadas por descorazonar a los justos.
Cosen
vendas mágicas, el uso de tales vendas ha sido demostrado en el caso de las
prácticas mágicas de Babilonia. Las vendas y los velos eran utilizados por las
propias hechiceras; y para poner fin a tales prácticas Dios las despojará de
ellos.
Estas
vendas mágicas para las manos y los velos mágicos para la cabeza se usaban en
prácticas de brujería. Eran anunciadas como amuletos de la buena suerte, pero
en realidad se utilizaban para engañar a la gente y atraparla en la idolatría.
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