UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
APRENDAMOS
A ESCUCHAR PARA LUEGO HABLAR
En
la comunicación hay tres elementos que se deben tomar muy en
cuenta.
Uno
es el emisor, quien habla debe saber hablar. Dos es el receptor, quien escucha
o recibe la información pero que debe saber escuchar. Tres es el mensaje
que se da, debe ser tan claro que con facilidad puede ser recibido a pesar de
las constantes interferencias.
El
aspecto que se debe tomar muy en cuenta es que los tres aspectos son
importantes, son un arte, se debe aprender a hacerlo.
Cuando
no se hace bien alguno de estos tres elementos, se crea o confusión, malos
entendidos, y hasta reacciones no apropiadas.
Si
hay una cosa que crea diferencias, reacciones, y hasta problemas es por causa
de la mala comunicación.
A
veces hablamos sin pensar, en otras sin escuchar, y en otros casos,
reaccionamos sin haber entendido lo que se nos ha dicho.
Santiago
en la última parte del capítulo 1 de su carta hace énfasis en esto.
De
este pasaje surgen excelentes principios de comunicación.
1.
Cuando alguien quiere a hablar con nosotros, debemos escucharla con
atención.
2. Mientras
escuchamos comportémonos de manera constructiva.
3.
Cuando hablemos hagámoslo con claridad, exactitud, y de buena manera.
4.
Digamos las cosas con respecto.
Esto
requiere dos cosas: tomar tiempo para hablar claro, pero escuchar con
atención para poder entender. El volumen de voz, forma de decirlo,
actitud, los gestos, interés. Hablar con cuidado, claridad, sabiduría y
amor pero también se debe escuchar con atención, interés, y buena
intención.
Para
aclarar, se debe volver a conversar lo mismo pero con cuidado y escuchar
con atención.
Debemos
mejorar la comunicación escuchando antes de responder, meditando antes de
hablar, y si su corazón controla su boca, entonces lo que digamos hará
que la otra persona se sienta respetado y valorado.
Este
es el énfasis de Santiago, que aprendamos a escuchar antes de hablar, que no
reaccionemos sin antes pensar, y que seamos rápidos para escuchar la Palabra de
DIOS.
Cuando
oímos con atención la Palabra de DIOS y la entendemos, lo más seguro es que la
practicaremos.
Oír
la palabra no es suficiente, sino entenderla, y cuando esto sucede, hablamos
correctamente, y la obedecemos o la usamos de manera adecuada al vivirla.
Cuando sabemos hablar como resultado de que la hemos entendido, los resultados
son muchos y buenos.
Escuchemos
con atención la Palabra hasta que lleguemos a entender lo que DIOS desea
decirnos, y entonces sabremos cómo responder, reaccionar, y comportarnos ante
toda persona y circunstancia.
El
resultado será actuar con madurez, guiados por el Espíritu.
Dios
les bendiga abundantemente.
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