UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
HABLA
CON SABIDURÍA
Santiago
3.1-12 es un pasaje fuerte, descriptivo, y exhortativo.
El
escritor establece una verdad universal basada en una verdad bíblica. Todos
ofendemos porque todos somos pecadores.
Si
en caso hay una persona que no ofende con su lengua, dice Santiago, es
perfecto, y eso es mentira, pues todos por hablar mucho corremos el peligro de
decir algo que ofenda (v.3).
Todos
ofendemos, la razón es, porque ninguno es perfecto. Claro, estas verdades no
pueden ser la justificación de todos para ofender a diestra y a siniestra. Ese
es el cuidado del cual Santiago nos advierte, es verdad que ninguno esta
excepto de ofender, lastimar, y dañar a otra persona con algunas palabra que
dice, y esto puede pasar. Una cosa es hacerlo sin mala intención,
inconscientemente, sin previa intención. Acá lo delicado es cuando se dicen
cosas sabedores del objetivo por lo cual lo dice, que es para denigrar, para
desquitarse, para lastimar, para manchar, o para hacerle un mal.
El
reto es este, y ese es el propósito de Santiago, que aprendamos a refrenar,
dominar, y controlar nuestras palabras para que digamos las cosas con
coherencia a la persona, a lo que hay en el corazón, en la mente y a nuestra
identidad de hijos de DIOS.
Humanamente
no podemos controlar lo que sentimos, pensamos y decimos, pues esto depende del
espacio que le damos al Espíritu, y el grado de sometimiento que tengamos hacia
DIOS, el grado de conocimiento y obediencia que tengamos hacia la Biblia, y
cuan saturados estemos del amor de DIOS.
Cuando
amamos a DIOS, obedecemos su Palabra, estamos guiados por el Espíritu, y
estamos comprometidos en dar testimonio de quien es DIOS, no diremos nada que
ofenda, dañe, lastime o denigre a otra persona.
Santiago
dice es inaceptable que un cristiano, en quien mora el Espíritu, quien tiene la
mente de Cristo, que sabe lo que es bueno y lo que es malo, que en un momento
use su lengua para bendecir y adorar a DIOS y en otro para maldecir al prójimo
(v.9), esto no debe ser así (v.10), como cristianos que somos debemos siempre
hablar bien (v.12), para edificación, y honra de DIOS.
Si
en algún momento hemos ofendido o dañado a alguien de manera involuntaria
debemos pedir perdón.
El
no pedir perdón o disculparse por algo que se dijo que ofendió, daño, denigro o
mancho la imagen de otra persona, es más delicado aun, es soberbia, y eso no es
parte del fruto del Espíritu.
DIOS
premia al que reconoce su falta, y pide perdón. Estas acciones es lo que
engalana el testimonio del evangelio, promueve la armonía y la paz. Todos somos
responsables de buscar la armonía, promover la paz, de estar bien con todos.
En
los versículos 13-18 el consejo de Santiago es que cuando hablemos lo hagamos
con sabiduría, la cual viene de DIOS.
Cuando
ofendemos por hablar mal, estamos hablando según la sabiduría de la carne, y no
la que DIOS da por medio del Espíritu.
El
versículo 17 dice que cuando hablamos y actuamos con la sabiduría de DIOS,
somos puros, pacíficos, amables, benignos, honestos, y misericordiosos.
Siempre
que hablamos y actuamos dirigidos por DIOS, siempre buscaremos estar en paz con
todo.
Así
que, dejemos que el Espíritu nos guie en el momento de sentir, pensar, hablar y
actuar.
Dios
les bendiga abundantemente.
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