LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 43
El
pueblo se volvió a Jeremías para que los guiara después de la conmoción sufrida
por el asesinato de Gedalías.
Jeremías les dio la respuesta de Dios: «Si os
quedareis quietos en esta tierra, os edificaré». Pero los líderes
desobedecieron y fueron a Egipto, llevándose a Jeremías con ellos. En Egipto,
Jeremías les dijo que corrían gran peligro.
Johanán
y su pequeño grupo fueron a Jeremías para buscar la aprobación de Dios para su
plan, no su dirección.
Temeroso
de obedecer, el pueblo se encaminó hacia Egipto, incluso forzando a que
Jeremías fuera con ellos.
Jeremías
decía todo lo que Dios le pedía, sin embargo, ellos no le creían.
No
sabemos las razones que pudieran tener los jefes para llevarse a Jeremías. Ni
sabemos tampoco el grado de resistencia que éste les opuso. Quizá ante la
inevitable partida para Egipto del pueblo, al que tanto amaba, quiso
acompañarles para ser el guía espiritual en una nación pagana, con el ánimo de
evitar cayesen en las prácticas idolátricas. Quizá los jefes tenían particular
interés en que les acompañara el profeta, que gozaba de gran prestigio en el
pueblo. Su presencia ayudaría a mantener el espíritu nacional religioso de los
fugitivos. En los planes de Dios, Jeremías debía continuar su oficio de
“centinela” siempre avizor de los peligros espirituales de su pueblo, y en su
función de “arrancar y desenraizar pueblos,” como preámbulo para después
“edificar y plantar.”
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