jueves, 7 de diciembre de 2017

Un momento... ¿CUÁNTO VALES TÚ?



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿CUÁNTO VALES TÚ?

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 de Corintios 6.20).

La mayoría de las personas cuando salen de compras enfocan su atención primeramente en los artículos que están “en liquidación”, es decir mercancía que, por algún motivo, ha sido rebajada considerablemente de su precio regular de venta. Sobre todo en estos tiempos de problemas económicos, con el fin de ahorrar lo más posible, la gente trata de conseguir algo que pueda serles útil, que les guste y que tenga un precio económico. Sin duda a todos nos gusta comprar algún artículo a un costo menor que el “precio sugerido” por el fabricante.
DIOS en cambio, compró y pagó por nosotros un precio tan elevado que resulta imposible entender: La vida de su Hijo Jesucristo.
DIOS nos compró, no porque tuviésemos mucho valor ni porque pudiésemos serle de gran utilidad o beneficio, sino todo lo contrario. Cuando él lo hizo estábamos “muertos en nuestros delitos y pecados” (Efesios 2.1), estábamos “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2.2), estábamos “haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira.” (Efesios 2.3).
La única razón por la que DIOS pagó por nuestra salvación es su infinito amor, el cual manifestó al entregar a su único Hijo con el fin de librarnos de la condenación eterna.
Un amor tan grande que es imposible medirlo o siquiera definirlo. Por eso el apóstol Juan escribió: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3.16)
Con el fin de que se llevara a cabo el plan de salvación de DIOS para la humanidad alguien tenía que morir, y Jesús se entregó a sí mismo en propiciación por nuestros pecados. Es decir, Jesucristo vino a este mundo con el fin de pagar la deuda de nuestros pecados, justificarnos y reconciliarnos con DIOS. No escatimó su propia vida a fin de redimirnos y librarnos de la condenación eterna.
El precio de su sangre derramada nos revela el inmenso valor que tenemos para DIOS. Somos un tesoro tan especial que nos rescató de la esclavitud del pecado para que tuviésemos vida, y vida en abundancia (Juan 10.10). Cuando entendemos este sacrificio y aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador “somos hechos hijos de DIOS y herederos de sus riquezas en gloria” dice Gálatas 4.7.
DIOS nos hizo y después nos compró con la sangre de Jesucristo en la Cruz del Calvario.
Así que nosotros pertenecemos a Él dos veces.
¿Te queda, pues, alguna duda de lo mucho que vales para DIOS?
En tus momentos de soledad y angustia, ¿acaso crees que tu Padre celestial va a abandonarte? Solamente recuerda el precio que pagó por ti, y rechaza todo temor y preocupación, pues el Señor estará contigo todos los días hasta el fin del mundo. Busca su rostro en oración cada día, lee su santa palabra, establece una íntima comunión con tu Creador y Redentor, y vivirás una vida llena de paz y de gozo.
Dios les bendiga abundantemente.

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