viernes, 1 de diciembre de 2017

Un momento... CRISTIANOS ESTANCADOS

La imagen puede contener: 1 persona, texto
UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
CRISTIANOS ESTANCADOS

Actualmente podemos encontrar un sinnúmero de cristianos, estancados en la duda, el temor, la soledad. 
Para algunas personas es muy difícil reconocer su propia condición espiritual, siempre es la culpa de alguien más, “si no fuera por mi esposa, si no fuera por mi esposo, si no fuera por mi jefe, por mis empleados, si no tuviera este trabajo, si esto no me tomara tanto tiempo, me gustaría aprender más de DIOS, pero lastimosamente tengo todo esto encima”; siempre es la culpa de alguien más.
Para muchas personas esto es muy difícil, la vida espiritual es un problema, Filipenses capítulo 4 versículos 12 y 13, Pablo dijo: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Jesús vive dentro de nosotros a través de su Espíritu Santo, no tenemos que permanecer estancados en las excusas personales, por el poder del Espíritu Santo, podemos levantarnos.
Para muchas personas el estancamiento viene de los pecados; nuestra condición humana nos lleva constantemente hacia el pecado. A algunos creyentes les cuesta mucho abandonar algunos pecados, el pecar está en nuestra naturaleza, pero si pecamos, y no confesamos nuestros pecados entonces esos pecados nos mantendrán estancados en la pecaminosidad.
Debemos ser honestos y confesar nuestros pecados, “este es mi pecado, me duele este pecado”. El Salmo 32. 2 - 5 dice, “Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado”.
Hay pecados que son recurrentes, la tentación aparece vez tras vez.
La tentación no es un pecado, Jesús fue tentado, pero no pecó, la tentación puede convertirse en pecado cuando cedemos a ella. La tentación es como un dolor de espaldas crónico, que nunca desaparece, esto va desde una lengua afilada que deja gente herida a su paso hasta un temperamento que golpea todo a su paso.
Cada uno de nosotros tiene áreas débiles con la tentación, y esta es la batalla de cada día. Estas son cosas que suceden dentro de nosotros, atacan nuestra carne y satanás nos las pone porque, nos conoce, estamos en una batalla constante con nuestros pecados de, y no podemos permitir que estos pecados se lleven lo mejor de nosotros, no podemos permitir que estos pecados nos mantengan estancados.
La batalla contra los pecados de es una batalla de todos los días, ahora, yo sé que muchos lo han intentado y fracasan muchas veces y se sienten avergonzados de volverle a decir a DIOS sobre sus pecados, pero todos hemos estado allí y por eso te digo, que si te quedas allí vas a vivir derrotado por el resto de tu vida.
Es por el poder de DIOS y la fuerza del Espíritu Santo, que vive en cada creyente, que tienes que levantarte y decir; “Padre yo sé que he pecado, yo sé que he venido cientos de veces con la misma confesión y aquí estoy una vez más, Tú eres el único que puede perdonarme, eres el único que puede limpiar mi culpa y eres el único que puede ayudarme a vivir en obediencia” Esta batalla es algo que podemos ganar, y el Espíritu Santo es quien nos da estas victorias.
Nosotros somos los que debemos matar los deseos terrenales, 1 de Juan 1.8 dice “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”. La cuestión es, cómo vamos a enfrentar el fracaso, lo enfrentamos, nos arrepentimos, ¿o vamos a quedarnos derrotados con esto, en el suelo?
Satanás utiliza la culpa por estos fracasos para arrancar cada propósito que DIOS ha puesto en nuestro corazón para bendecirnos, pero en lugar de eso buscamos la seguridad en los placeres superficiales de este mundo y de esa manera nos estancamos.
La buena noticia es que, a través del poder del Espíritu Santo no tenemos que quedarnos ahí, tenemos el poder de la resurrección de Jesús viviendo en nosotros. No importa cuántas veces fracasemos hoy es el día que podemos levantarnos y seguir hacia adelante.
Miqueas capítulo 7 versículos 8 y 9 dice: “Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque, aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz. La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia”
Así que es hora de levantarnos, es hora de que hagamos lo que DIOS nos ha llamada a hacer.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario