martes, 18 de septiembre de 2018

Un momento... LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES EN LA FORMACIÓN DE NUESTROS HIJOS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES EN LA FORMACIÓN DE NUESTROS HIJOS

La formación integral de los niños y las niñas debemos verla como un privilegio y no solo como una responsabilidad.
La Biblia enseña que para DIOS los hijos son herencia que custodiar, para Jesús son almas que salvar, para la iglesia son un ministerio que atender y para los padres un tesoro confiado por DIOS que ha de ser custodiado, formado y protegido.
Los primeros cinco años de los niños y de las niñas es cuando se determina gran parte de lo que estos vendrán a ser cuando grandes.
Es importante que los padres cumplan la responsabilidad de enseñar a los hijos valores que les sirvan de base para el momento cuando les corresponda enfrentarse por sí mismos con la realidad del mundo exterior.
Cuando las necesidades insatisfechas son atendidas en el tiempo oportuno, en la manera apropiada y con el propósito correcto, esto forma integralmente a los niños y las niñas. Cuando los padres son responsables desde que los hijos están en el vientre de la madre y se empeñan en sembrar en ellos verdad, valentía, esperanza y amor, los bebes lo perciben, sin poder hacer distinción entre uno y otro.
Son los padres en el espacio privado de su hogar quienes ayudaran a los hijos a forjar estos valores.
La desintegración familiar en el siglo 21 es alarmante. Lo más delicado de dicho problema es que ya se ha infiltrado abiertamente en algunos círculos cristianos.
Es por ello que el matrimonio cristiano tiene no solo la responsabilidad sino el reto de conducirse de acuerdo a la voluntad de DIOS. El matrimonio y la familia tienen funciones, responsabilidades, principios y objetivos descritos claramente en la Biblia para saber vivir sobre la tierra.
Cada cristiano necesita evaluar a la luz de la Biblia sobre la importancia que cada familia esté gobernada y dirigida por el Espíritu Santo para que DIOS cumpla su voluntad al regresar a las normas, reglas y valores del diseño original.
Un cristiano, un matrimonio y una familia consagrada y esforzada no solo por obedecer a DIOS sino por regirse a la Biblia, forman niños y niñas no solo saludables sino con influencia positiva para la sociedad.
Hay en este momento una de las crisis más profundas en el mundo en torno a las relaciones familiares. Esta afirmación puede ser confirmada por la desintegración familiar, la erosión de valores y el distanciamiento de las normas originales de la familia que se está dando en todo el mundo.
Al comparar el sistema de valores de años anteriores comparado con el que impera hoy, son sorprendentes los cambios que se han dado y no para bien, sino para vergüenza y para mal.
Uno de los males del siglo XXI es la desintegración familiar, causada por la migración, los divorcios, la ambición y los problemas económicos. La desintegración familiar trae como consecuencia problemas que van desde la delincuencia, violaciones, drogadicción, hasta la prostitución.
¿Cómo evitar el avance en la desintegración familiar?
La respuesta es, construyendo y fortaleciendo relaciones familiares saludables basadas en la fe en DIOS.
¿Cómo construir y fortalecer las relaciones familiares?
Primero, reconociendo al autor de la familia. Segundo, siguiendo las normas originales para la familia. Último, fortaleciendo los valores morales, espirituales y emocionales. Los padres son los responsables no solo de recordar, enseñar, y memorizar una vida de fe, sino obedecer y modelar una vida de fe ante sus niños y niñas.
Si queremos que esta erosión de valores se detenga es importante y necesario fortalecer la relación con DIOS porqué en la medida que respetemos, temamos, amemos a DIOS así será la lealtad, la comunicación, la armonía y la responsabilidad en la familia.
Solo DIOS puede crear saludables relaciones en la familia, pero nosotros los padres somos responsables de seguir las normas originales y fortalecer un sistema de valores morales, espirituales y emocionales basados en la Biblia que preparen a nuestros niños y niñas para el momento de enfrentarse al mundo exterior, que a veces es cruel, peligroso e injusto.
Dios les bendiga abundantemente.

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