UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL
QUE LO HACE Y EL QUE LO CONSIENTE SON CULPABLES
Seguro
que ya ha escuchado este dicho, “hechor y consentidor pagan por igual”.
Quien comete el pecado y el que lo encubre, ambos son culpables por
igual.
Quien
arma todo plan y el que lo ejecuta, los dos son responsables, los dos
deben ser juzgados, y por ende los deben ser culpados. Aunque en la
realidad no siempre se juzga de esta manera, pues el foco de señalamiento está
en el hechor, en el ejecutor, en el que realiza el delito, pero se olvidan que
detrás de este puede haber uno o más, aun hasta toda una
organización.
Esto
se vuelve muy importante entender, pues es delicado delante de DIOS el ser
cómplice de algo ya sea por vista, oído y hablado.
Si
alguien ve, escucha, o es sabedor de que una persona está haciendo algo
malo, decide callarlo, es culpable como la persona que lo hace.
Proverbios
17 en el versículo 15 dice: “El que justifica al impío y el que condena al
justo, Ambos son igualmente abominables a Jehová”.
¿Encontramos
similitud con el refrán “Hechor y consentidor pagan por igual?
Quien
justifica, defiende, acepta, tolera, o está defendiendo al culpable en el
sentido que considera que es válido lo malo que hizo, es un consentidor, pues a
lo malo se le debe llamar malo en todos lados, sabiendo que esto tiene
consecuencia y el culpable deberá asumir las consecuencias. Y la
otra parte, quien condena al justo sabiendo que es inocente, que está en la
verdad, que no ha hecho nada malo, también es consentidor, y culpable, ya que a
alguien o a algo, u otra motivación incorrecta está encubriendo, y
debe ser castigado también.
Los
dos casos se dan en este tiempo, a veces descaradamente al ver eso con toda
normalidad, y a veces encubiertamente que nadie lo puede ver, pero detrás hay
toda una actuación corrupta.
La
Biblia dice, ambos son abominación a Jehová. Ambas acciones son pecaminosas, y
a DIOS ofenden, por lo tanto deben ser censuradas, y castigadas.
Cuando
una persona por no meterse en problema decide no abrir su boca aun cuando vio,
oyó o vio a alguien hacer algo malo o incorrecto, ambos son culpables.
Una
de las semejanzas de José con Jesús es que ambos dijeron la verdad aun cuando
significo para José el ser vendido como esclavo y Jesús hasta
crucificado.
Es
mejor decir la verdad aun cuando esta duela, en vez de esconderla
convirtiéndonos en cómplices. Lo único es que se debe saber decir la verdad,
con amor, sabiduría, cuidado y consideración pero con carácter y
humildad.
No
callemos cuando es necesario hablar, porque si no lo hacemos para evitar
problemas, sabiendo que de por medio hay pecado, somos culpables delante de
DIOS. Hechor y consentidor, ambos son culpables.
Dios
les bendiga abundantemente.
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