LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 32
Sexto
oráculo contra Egipto, fechado en marzo de 585 a.C.
El oráculo toma forma de
lamento funerario; Dios extenderá sus ramas sobre Faraón y dejará que
sirva de alimento a las aves del cielo y todas las bestias del campo. Las
tinieblas lo cubrirán todo como en el Día del Señor y Egipto quedará asolado.
Esta
profecía se dio en 585 a.C., dos meses después de que las noticias de la caída
de Jerusalén llegaran a los cautivos en Babilonia. Ezequiel profetizó numerosos
juicios sobre muchas naciones malvadas. Estos juicios sirvieron para un
propósito positivo: mostrar que las fuerzas del mal son siempre derrotadas y
que un día Dios destruirá todo mal, haciendo de este mundo un lugar
perfecto, tal como lo planeó en un principio. También sirven como advertencias
de que solo Dios es soberano. Incluso los gobernantes más poderosos, como
el Faraón, caerán ante Dios. Todos son responsables ante El.
A pesar de que Faraón se creyó un león, ante los ojos de Dios no era nada más que un «dragón» que enturbiaba las aguas. El juicio de Dios se reduciría a la verdadera medida de Faraón. Todo aquel que desafía a Dios enfrentará su juicio.
A pesar de que Faraón se creyó un león, ante los ojos de Dios no era nada más que un «dragón» que enturbiaba las aguas. El juicio de Dios se reduciría a la verdadera medida de Faraón. Todo aquel que desafía a Dios enfrentará su juicio.
Séptimo
y último oráculo contra Egipto, fechado quizás en abril de 586 a.C. Este
oráculo también es un lamento o endecha funeraria dirigida contra el Faraón y
todos los egipcios.
Un
personaje típico (quizás su más reciente monarca), personifica las distintas
naciones, y los sepulcros de sus guerreros las rodean por todas partes. El
lenguaje poético de este oráculo tiene carácter simbólico. No debemos tratar de
determinar el estado en que están los muertos basados en este pasaje. Su
mensaje es que Egipto seguirá la senda de las naciones que han olvidado a
Dios.
Los
hebreos creían en la existencia más allá de la muerte para todos, buenos y
malos. El mensaje de Ezequiel daba por sentado que a las naciones malvadas ya
las enviaron allí (a la «sepultura») y que Egipto pronto las seguiría. Las
palabras aquí son más poéticas que doctrinales. A los egipcios les preocupaba
el más allá (las pirámides se construyeron con el propósito de asegurar la
comodidad del Faraón en el más allá). Recordemos que el intento de controlar la
vida después de la muerte y olvidar a Dios es tonto. El controla el
futuro y la vida después de la muerte.
Todas
las demás naciones se juzgarían por su rebelión contra Dios, Babilonia
también lo sería. Estas palabras habrán animado a los cautivos.
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