LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 17
La
primera águila de este capítulo representa al rey Nabucodonosor de Babilonia,
quien designó o “plantó” a Sedequías como rey en Jerusalén. Sedequías se rebeló
en contra de este arreglo y trató de aliarse con Egipto, la segunda águila,
para luchar en contra de Babilonia. Esto se llevó a cabo mientras Ezequiel, a
muchos kilómetros de distancia, en Babilonia, estaba describiendo estos
sucesos. Jeremías, un profeta en Judá, también estaba advirtiendo a Sedequías
de que no formara esta alianza. A pesar de que estaban a varios kilómetros de
distancia, los profetas dieron el mismo mensaje debido a que ambos hablaron de
parte de Dios.
La
componenda de Sedequías con Nabucodonosor fue acordada invocando el nombre de
Dios. Al romper el acuerdo con Nabucodonosor, al mismo tiempo violó su pacto
con Dios.
La
profecía de castigo de Ezequiel termina en esperanza. Cuando el pueblo depositó
su esperanza en alianzas extranjeras, fue desilusionado.
Únicamente
Dios podía darle una esperanza verdadera. Dios dijo que plantaría una ramita
tierna, el Mesías, cuyo Reino crecería y se convertiría en un refugio para
todos los que fueran a Él. Esta profecía se cumplió con la venida de
Jesucristo.
Además,
algunas personas de Judá se pusieron bajo el “paraguas” de las
bendiciones de Dios como una excusa para desobedecerle. Ellos pensaron que
debido a sus antepasados justos vivirían. Dios les dijo que eso no sucedería
así. Eran los hijos malvados de padres rectos y, por lo tanto, morirían. Sin
embargo, si volvían a Dios, vivirían.
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