LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 22
El
capítulo 22 explica por qué vendría el castigo, cómo llegaría y quiénes serían
juzgados.
Dos
tipos de pecado se destacan aquí, la injusticia social (la cual se manifiesta
por la sangre derramada en su interior) y la idolatría (la fabricación de
ídolos).
El
extranjero, el huérfano y la viuda ocupan un lugar relevante en la agenda
social de Dios.
El
día de reposo había sido dado como una señal a Israel, y su observancia era
considerada tan importante como la obediencia a cualquiera de los mandamientos
de la Ley
Los
líderes eran especialmente responsables por el aspecto moral de la nación ya
que habían sido elegidos por Dios para guiar al pueblo.
El
pueblo es descrito como el residuo desprovisto de valor que queda tras el
proceso de fundición; nada queda para ser refinado.
Los
metales preciosos se refinan con calor intenso para remover las impurezas.
Cuando se calientan, las escorias (impurezas) suben a la parte superior del
metal fundido y son retiradas. El propósito de la invasión de Jerusalén era
refinar al pueblo, pero el proceso de refinamiento mostró que el pueblo, como
escoria sin valor, no tenía nada bueno en sí mismo.
Se
suponía que los sacerdotes debían mantener pura la adoración a Dios y debían
enseñar al pueblo la vida recta. Sin embargo, Dios se había vuelto algo común
para ellos, ignoraban el día de reposo y se negaban a enseñar al pueblo. Ya no
cumplían más con los deberes que Dios les había dado.
Dios
estaba buscando hombres dispuesto a interceder por el pecado del pueblo, que se
pusiera en la brecha para reparar las grietas, se refiere a las ruinas físicas
y espirituales. En esta referencia, el pararse sobre la brecha es una metáfora
que alude a una acción intercesora. Hay una brecha entre Dios y el hombre que
un intercesor intenta reparar.
La
intercesión en la guerra espiritual, La guerra de la fe. Fue un día muy triste
en la historia de Israel cuando Dios mandó a Ezequiel a profetizar contra los
pecados de Jerusalén, declarando así que no tenía otra alternativa sino juzgar
la tierra. Este capítulo describe una condición tan vergonzosa, que el mismo
Dios finalmente grita: «¡Basta ya!» Entonces el Señor hace un sorprendente
pronunciamiento: esto pudo haberse evitado si sólo uno hubiera venido ante su
presencia a interceder a favor de la tierra. Sucintamente declaró: «¡Busqué a
ese hombre!»
Ninguna
frase en la Escritura describe con mayor certeza la obra de un intercesor que
la frase: «delante de mí, a favor de». El intercesor siempre viene «ante Dios,
a favor» de otros.
También
es significativo que el intercesor tiene una doble responsabilidad. No sólo
hace «vallado», lo cual sugiere que no solamente restaura la brecha causada por
el enemigo, sino que se «pone» en la brecha, es decir, detiene su avance.
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