UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
ES
MÁS BELLO PERO NO LO HACEMOS
Si
hay algo que embellece a una iglesia, pero que no siempre se da en todos, es el
amar como Cristo nos amó.
Si
hay algo que enaltece a un matrimonio, pero que no siempre se practica, es el
amarse como Cristo nos amó.
Si
hay algo que se admira de una persona, pensando en un cristiano, es que ame a
todos como Cristo le amo, pero no siempre se da.
Cuando
una iglesia, un matrimonio y un cristiano entiende que amar como Cristo nos
amó, no solo es una responsabilidad y una obligación por la nueva identidad en
Cristo sino que es un privilegio y una enorme bendición que DIOS da, que da
paz, y felicidad; todos nos esforzaríamos por hacerlo.
Si
el amar como Cristo nos amó es una experiencia y una sensación tan bella y
refrescante; ¿Por qué muchos nos resistimos a practicarlo?
Amar
como DIOS nos ama, es importante, porque ese amor viene de DIOS y siendo que ya
somos hijos de DIOS, ya recibimos todos ese amor (Romanos 5.5).
Por
ende, quien no ama, aunque este dentro de la iglesia, como dice el apóstol Juan
en su primera carta, esta persona no conoce a DIOS. (1 Juan 4.8).
Todo
aquel que ya es nacido de DIOS, ya conoce a DIOS; le es menester amar a todos
como Cristo nos ha amado. (1 Juan 4.7- 11).
Así
que, el ser amado por DIOS, el tener el amor de DIOS es un privilegio, una
bendición, pero también es una obligación y una responsabilidad por lo que
somos, nuestra nueva identidad, nuestra naturaleza divina nos exige expresar
amor a todos.
Juan
dice en el v.20, “si alguno dice que ama a Dios pero aborrece a su hermano, es
mentiroso”.
¿Amamos
nosotros a todos los hermanos? Esta verdad nos confronta, porque
señala, o por lo menos advierte, si en caso se da en una iglesia esto, que hay
personas por su orgullo, indiferencia, o falta de perdón o simplemente por
desobediencia pero no están amando a todos como Cristo le ha amado.
¿A
quiénes amó Jesús?
Él
amó a todos, Juan 3.16; Romanos 5.8, amó a quienes lo aborrecían, a quienes le
insultaban, a quienes lo perseguían para hacerle mal y a quienes lo
golpeaban.
El
desafío más grande esta en amar a quien nos hace mal, a quien nos ofende con
facilidad, a quien nos es difícil amar.
Es
muy fácil amar al que nos ama, al que nos alaga, al que nos ayuda, al que nos
trata bien, al que siempre está de acuerdo conmigo, al que me saluda muy bien,
a quien me invita a comer, a quien no se opone a mis ideas.
Pero
cuán difícil es amar a quienes hacen todo lo opuesto, y ahí está el desafío, el
reto, la exhortación de DIOS, amemos a todos, como Cristo nos amó, basado en
los parámetros de DIOS en la Biblia.
Dios
les bendiga abundantemente.
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