LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 25
Se
ofrecen oráculos contra siete naciones.
La mayoría de estas profecías nunca son
escuchadas por los pueblos a quienes están dirigidas, pero se le comunican a
Israel para subrayar la soberanía de Dios, la cual incluye su papel como guía
del pueblo escogido y su derecho a juzgar a las naciones con las que Israel ha
entrado en contacto. Las naciones se agrupan en dos categorías: Una está
formada por los amonitas, los moabitas, y los filisteos, todos los cuales se unieron
probablemente a Judá en su rebelión contra Nabucodonosor. La otra la integran
Tiro, Sidón y Egipto.
Los
capítulos 25-32 son Palabra de Dios respecto a las siete naciones que rodeaban
a Judá. Los juicios de estos capítulos no son simples declaraciones de venganza
de los judíos en contra de sus enemigos, son juicios de Dios sobre naciones que
no reconocieron al único Dios verdadero ni llevaron a cabo los buenos
propósitos que Él tenía para ellos. Juzgó a los amorreos debido al gozo que
expresaron por la profanación del templo, a los moabitas debido a que
encontraron placer en la maldad de Judá, a los edomitas por su odio racial
contra los judíos y a los filisteos porque procuraron vengarse de Judá por
haberlos vencido en batalla.
Amón
estaba ubicado exactamente al este de Judá, al otro lado del Jordán. Los
amonitas e israelitas eran enemigos tradicionales. Sus conflictos mutuos habían
comenzado en el período de los jueces con Jefté, y continuado con Saúl, David y
Josafat. Como Judá fue atacada por Nabucodonosor en lugar de Amón, los amonitas
se vanagloriaron diciendo ¡ Ea , bien ! , lo cual equivalía a una exclamación
de gozo por el infortunio del rival.
Moab
estaba situado al este del Mar Muerto y al sur de Amón. Cuando el reino del
norte, Israel, era poderoso, controlaba la tierra de Moab. Seir es otro nombre
para Edom.
Edom
estaba situado al sur de Moab y de Amón. Edom fue enemigo de Israel durante
toda su historia. Se opuso a que los israelitas bajo Moisés cruzaran su
territorio. Libró guerras contra Saúl, Salomón, Joram, y Acaz. Edom se unió a
Nabucodonosor en la invasión que condujo a la destrucción de Judá.
Los
edomitas eran hermanos de sangre de los judíos, ya que ambas naciones
descendían de Isaac. Edom compartía su frontera norte con Israel y las dos
naciones siempre estaban en conflicto. Los edomitas odiaban a Israel tanto que
se regocijaron cuando destruyeron a Jerusalén, capital de Israel. Temán era la
ciudad que quedaba más al norte en Edom. Dedán, la que estaba más al sur. Por
lo tanto, Ezequiel anunciaba que toda la nación sería destruida.
Los
filisteos ocupaban la costa meridional de Canaán a lo largo del mar
Mediterráneo. En la primera mitad del siglo XIII a.C., llegó un gran número de
filisteos a Canaán. Por lo menos tres de los jueces entraron en conflicto con
ellos: Samgar, Sansón y Samuel. Controlaron gran parte del territorio de Israel
durante el reinado de Saúl. En la época de la monarquía dividida volvieron a
constituir un peligro. Josafat le pagó tributo; atacaron y saquearon exitosamente
el reino de Joram, derrotaron a Uzías, y despojaron a Acaz de algunos
territorios. Finalmente, Nabucodonosor los expulsó y desaparecieron de la
historia
Los
cereteos sinónimo de filisteos. Era uno de los grupos, junto con los peleteos,
que formaban parte de la guardia de David; y puede que procediesen
originalmente de Caftor, o sea, de Creta.
‹Y
ejecutaré contra ellos grandes venganzas con terribles represiones; y sabrán
que yo soy el Señor cuando haga venir mi venganza sobre ellos.›»
Los
cereteos eran oriundos de Creta, de la que recibieron su nombre. Eran o bien
una tribu de filisteos, o tal vez un pueblo que se separó y emigró del mar Egeo
a Palestina, más o menos al mismo tiempo. Una vez asentados en Palestina,
cereteos y filisteos se mezclaron mucho y a menudo se les menciona juntos.
Amón,
Moab, Edom y Filistea, a pesar de que en alguna ocasión fueron aliados de Judá
en contra de Babilonia, la abandonaron y se regocijaron cuando vieron su ruina.
Sin embargo, estas naciones eran tan pecadoras como Judá y por lo tanto
sentirían el poder del juicio de Dios.
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