sábado, 15 de septiembre de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 28



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 28

Antes, Ezequiel profetizó en contra de Tiro. Ahora enfocaba su profecía a su líder.
El pecado principal del rey de Tiro era la soberbia, ya que se creía un Dios. Pero Ezequiel hizo una aplicación más amplia, hablando acerca del príncipe espiritual de Tiro, Satanás, a quien el pueblo seguía en realidad.
Debido a su sabiduría y riqueza, el rey se consideraba un ser divino.
El ejército enemigo («extranjeros») que atacó a Tiro era el ejército babilónico comandado por Nabucodonosor. Este ataque ocurrió en 573/572 a.C.
La endecha comienza en el versículo 11  parece una burla dirigida al rey de Tiro.
La caída del rey de Tiro puede reflejar la caída de Adán, el primer rey, así como la caída de cualquier individuo presuntuoso. Lo mismo sucede con la caída de satanás, porque la caída de cualquier persona presuntuosa refleja la de aquél que personifica como nadie el orgullo.
Los versículos  14, 15 parecen constituir la más fuerte evidencia de que este texto se refiere a la caída de satanás. Querubín grande, protector indica una alta posición, con responsabilidad y autoridad para proteger y defender (protector) el santo monte de Dios, una alusión al trono divino. La elevada posición, y el lugar específico que le correspondía a Lucifer antes de su caída, le ofrecía una oportunidad única para glorificar a Dios. Su caída fue ocasionada por el intento de apropiarse de esta gloria.
Ezequiel describe a este rey en términos que no pueden aplicarse a un simple ser humano.
Sidón era otro puerto marítimo famoso, localizado a 40 km al norte de Tiro. Dios culpó a esta ciudad por despreciar a su pueblo. La economía de Sidón estaba muy ligada a la de Tiro, por lo que cuando Tiro cayó ante Nabucodonosor, Sidón estaba destinada a seguirlo.
Se da un oráculo contra Sidón. Después de la acción de Nabucodonosor contra Tiro, creció la importancia de Sidón. Lo que sucedió a Tiro también le ocurrió a Sidón.
Este capítulo termina con una nota sobre la restauración de Israel y cierra la primera sección de los oráculos concernientes a las naciones foráneas.
Esta promesa de que el pueblo de Dios viviría completamente seguro aún no se ha cumplido. Si bien a muchos se les permitió regresar del cautiverio bajo el gobierno de Zorobabel, Esdras y Nehemías, y a pesar de que la nación política está restaurada en la actualidad, los habitantes aún hoy no viven del todo seguros. Por lo tanto, esta promesa tendrá su cumplimiento final cuando Cristo establezca su reino eterno. Entonces todos los que han sido fieles a Dios morarán juntos en armonía y completa paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario