domingo, 30 de septiembre de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 43



LECTURA DIARIA:
Ezequiel  capítulo 43

Este capítulo es la culminación de los capítulos 40-42, porque la gloria de Dios vuelve al templo.
Es todo lo contrario al tono negativo del libro y sirve como un final adecuado para todos los pasajes relacionados con las bendiciones reservadas para el remanente restaurado.
Ezequiel había descrito la gloria de Dios abandonando el templo y dirigiéndose hacia el este; ahora la gloria regresa a consagrar el templo con su presencia, como un símbolo de que el exilio de Judá no marcaría el final de las relaciones entre Dios y aquellos que en él creían. El Señor tiene un futuro para los creyentes que va más allá de la caída de Jerusalén.
En Ezequiel 11.23, la gloria de Dios se detuvo en el Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, antes de abandonar la ciudad. Esta profecía establece que esta gloria también regresará por el este. Tal y como fue completamente devastador cuando la gloria de Dios se alejó de su templo así fue de estremecedor, más allá del entendimiento, cuando Ezequiel vio regresar la gloria de Dios.
Ezequiel se refiere a la visión que recibió de Dios «en la tierra de los caldeos» y a la visión en el templo. Aquí no se menciona ningún querubín.  El río Quebar se unía al río Eufrates y fue el lugar donde se establecieron los judíos cautivos en Babilonia.
La gloria del Señor llenó el templo a medida que su Espíritu se instalaba en el antiguo tabernáculo, en el templo de Salomón cuando fue dedicado y en el templo de la visión de Isaías
.Cuando Dios se apartó de la ciudad, esto fue una señal para la destrucción de la ciudad y el templo. Para que Dios volviera ahora, debían cumplir su condición: eliminar la idolatría. Algunos comentaristas consideran que estos versículos indican que Ezequiel ordenaba al pueblo de sus días a que construyera el templo según diseños y regulaciones que el arquitecto angelical le dio. Pero el pueblo nunca se arrepintió, las condiciones nunca se cumplieron, de modo que se pospuso el regreso de la gloria de Dios a la ciudad.
La ley básica del templo de Dios era la santidad. Todo lo que El hace es santo, perfecto y sin culpa.
El altar se menciona en 40.47, y aquí se describe en detalle. Presumiblemente se utilizaban instrumentos especiales para cortar las piedras; tenía gradas probablemente a causa de su tamaño.
Esta visión se remontaba simultáneamente al pasado, con el monte Sinaí, y al futuro, con el monte Calvario. Cuando el pueblo regresara del cautiverio, buscaría el perdón mediante el sistema de sacrificios instituido en los días de Moisés. Hoy, la muerte de Cristo ha hecho posible el perdón de nuestros pecados, haciéndonos aceptos delante de Dios. Dios está dispuesto a perdonar a los que van a Él en fe.

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