viernes, 7 de septiembre de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 20



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 20

Aquí Ezequiel da una vista panorámica a la historia de la rebelión de Israel.
El énfasis es sobre los intentos de Dios por hacer que la nación regrese a Él y sobre su misericordia por su pueblo constantemente rebelde y desobediente. Ezequiel da el mensaje acerca de que solo el pueblo es responsable de todos los problemas y castigo que han experimentado. Dios apartará a aquellos que persisten en rebelarse contra El, mientras que traerá a los fieles “a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres”. La razón: que “sabréis que yo soy Jehová”.
El día de reposo, instituido por Dios en la creación, fue ordenado a Israel como una señal de que Dios los había creado y redimido. Era un regalo de un Dios amoroso, no una obligación difícil, pero en repetidas ocasiones profanaron el día de reposo e ignoraron a su Dios. Dios lo creó con la intención de que fuera una ayuda a la memoria, pero ellos lo pasaron por alto.
En los principios mismos de la historia de Israel, Dios les advirtió con claridad sobre las consecuencias de la desobediencia. Cuando el pueblo desobedeció, Dios les permitió que experimentaran esas devastadoras consecuencias para hacerlos conscientes de la seriedad de sus pecados.
Porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos, profanaron mis sábados y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos.
Ezequiel 20:25  Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir. (Versículos 24 y 25)
Estos versículo quizás indican que debido a la continua rebelión de Israel, Dios les dio estatutos que no eran buenos, como la abominable práctica de sacrificar infantes a Moloc.
¿Por qué les daría Dios leyes que no eran buenas? Esto está hablando acerca de cualquier aspecto de la Ley de Moisés y Ezequiel refuerza esa Ley. Evidentemente los judíos habían tomado, la dedicación del primogénito de los animales y de los hijos, como justificación de los sacrificios de niños a Moloc, el dios cananeo. Dios los estaba abandonando a este engaño para conseguir que lo reconozcan a Él, para sacudir sus conciencias y revitalizar su fe.
Cuando los israelitas desobedecieron a Dios, negándose a entrar a la tierra prometida la primera vez, Dios decidió purificar a su pueblo al forzarlo a vagar en el desierto hasta que muriera una generación completa. Aquí promete purgar la nación una vez más de toda su gente rebelde al cruzar el vasto desierto hacia su cautiverio en Babilonia. Solo aquellos que siguieran fielmente a Dios podrían regresar a su tierra. El propósito de este castigo en el desierto sería limpiar al pueblo de todos aquellos que adoran ídolos y restaurar a todos aquellos fieles a Dios.
Los israelitas estaban adorando ídolos y ¡dando ofrendas a Dios al mismo tiempo! Ellos no creían en su Dios, como el único Dios verdadero. En vez, le adoraron junto con los otros dioses de la tierra. Quizá disfrutaban de los placeres inmorales del culto a los ídolos, o tal vez, no querían perderse los beneficios que los ídolos podrían darles.
A pesar de todo eso, Dios afirma en el versículo 44: Por amor de mi nombre,  Israel será restaurado, a pesar de sus caminos malos y perversas obras. Cuando haya concluido su obra sabrán entonces que él es Jehová el Señor.

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