LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 18
Algunas
personas del pueblo de Judá creían que estaban siendo castigadas por los
pecados de sus antepasados, no por los suyos propios.
Ellos pensaban de esta
manera porque era lo que enseñaban los Diez Mandamientos. Ezequiel enseñó que
la destrucción de Jerusalén era debido al deterioro espiritual en generaciones
previas. Pero esta creencia en la vida corporativa de Israel condujo a
fatalismo e irresponsabilidad. Así que Ezequiel dio la nueva póliza de Dios
para su tierra porque el pueblo había interpretado mal la antigua. Dios juzga a
cada persona individualmente, a pesar de que con frecuencia sufrimos los
efectos de pecados cometidos por aquellos que nos precedieron. Dios no nos
castiga por el pecado de otros. Y no podemos utilizar los errores de la gente
como excusa por nuestros pecados. Cada persona es responsable ante Dios por sus
acciones.El énfasis en la solidaridad colectiva condujo a la falsa suposición de que el individuo no era personalmente responsable de sus pecados. Ezequiel cita tres generaciones para mostrar que cada uno sufre las consecuencias de sus propios pecados. Cada ejemplo contiene una amplia relación de conductas rectas y torcidas.
La
Ley de Moisés poseía reglas acerca del recargo de intereses para prevenir que
se tomara ventajas a costa de los pobres o de los compañeros israelitas.
Un
pecador que se apartare de sus caminos, vivirá, y si el justo se apartare de su
justicia y cometiere maldad morirá. Cada persona es juzgada por sus obras. De
ahí que se inste a todos a convertirse.
Dios
es un Dios de amor, pero también es un Dios de perfecta justicia. Su amor
perfecto hace que sea misericordioso con aquellos que reconocen sus pecados y
se vuelven a Él, pero no puede hacer la vista gorda con los que pecan
voluntariamente. La gente malvada muere tanto física como espiritualmente. Dios
no se goza con la muerte de ellos. El preferiría que se volvieran a Él y que
tuvieran vida eterna.
En
realidad, Dios es justo, pero nosotros hemos quebrantado las leyes. No es Dios
quien debe vivir de acuerdo con nuestras ideas de justicia, sino nosotros
debemos vivir de acuerdo con las suyas.
La
solución de Ezequiel a los problemas que respectan a la culpa heredada es para
que cada persona tenga un cambio de vida. Esto es obra de Dios en nosotros y no
algo que podamos hacer por nuestra propia cuenta. Lo realiza el Espíritu Santo.
Si renunciamos a la dirección que lleva nuestra vida de pecado y rebelión, y
nos volvemos a Dios, Él nos dará un nuevo rumbo, un nuevo amor y un nuevo poder
para cambiar.
Un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
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