viernes, 14 de septiembre de 2018

Un momento... EL QUE NADA DEBE NADA TEME



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL QUE NADA DEBE NADA TEME

“El que nada debe, nada teme; el que mal anda, mal acaba”. Proverbios 10. 9.
Este proverbio es una verdad universal que muchos usan como frase y muy pocos entienden y practican.

La integridad  y la autenticidad son dos grandes valores que muy poco se practican en este tiempo y necesitamos rescatarlos. Quien es íntegro  y autentico en toda su forma de ser nada debe temer.   
Cuando una persona es así, puede movilizarse en todas partes, estar en medio de toda persona, y su integridad y autenticidad será en gran medida su escudo de protección, su documento de identificación, y su manera de actuar.
La idea del valor de ser íntegro y auténtico nos gusta a todos, pero es necesario reconocer lo difícil que es serlo. 
El apóstol Pablo en el capítulo 20 del libro de los Hechos, les dice  a los hermanos en Mileto que se ha comportado con toda integridad y autenticidad.  Dice el v. 18 “Vosotros sabéis como me he comportado entre vosotros todo el tiempo” El v. 19 “sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos”  v.20 “y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros  y enseñaros públicamente y por las casas”  v. 21 “testificando a los judíos y a los gentiles acerca del arrepentimiento para Dios y de la fe en Jesucristo”.  Finalmente, el v. 24 expresa que lo más importante para él cumplir la tarea que Jesús le dio.    Al final, v. 26 les dice “yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos”.
¿No es esto una demostración de integridad y autenticidad?  ¿No es esto tener autoridad moral por la solvencia espiritual y moral?  ¿No es esto tener carácter y seguridad basado en lo que se es y se vive?   Es que el que nada debe nada teme. 
Al único que Pablo teme es a DIOS quien lo escogió y lo envió para llevar el evangelio a los gentiles, y por tanto, al único que le debe es a DIOS.  
En Romanos dice, “deudores somos”, Pablo se une y dice, “deudor” soy del evangelio, pero sobre todo de DIOS, porque la deuda que tiene es lo que aún le falta predicar el evangelio en otras partes donde aún no ha visitado.
Quien está seguro de su integridad tiene valor de  estar frente a cualquier audiencia y hablar con autoridad moral sobre la vida espiritual. 
Esto, el ser íntegro, es necesario pues tiene que ver con todo el ser, con toda la manera de vivir: pensar, sentir y actuar.  
 Como Pablo, y como Jesús, rescatemos el valor de la integridad, porque esto es cosa de valientes, y rescatemos la autenticidad, que antes era lo más normal en toda persona.   
¿Dónde comenzaremos?   Si nada debemos no podemos temer por nada.  Aquí está la importancia de la integridad.
Dios les bendiga abundantemente.

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