jueves, 27 de septiembre de 2018

Leyendo... Ezequiel capítulo 40



LECTURA DIARIA:
Ezequiel capítulo 40

Estos capítulos finales describen el nuevo templo y el orden del culto que Israel debe observar.
Algo de suma importancia es que concluyen con el nombre de la ciudad, Jehová – sama. Esta es la clave para entender toda la visión de Ezequiel, que tiene su paralelo en Apocalipsis 21.1 - 22.15. Así como Juan tendría a su lado un ángel que le mostraría la nueva Jerusalén, Ezequiel contaría con uno que le explicaría su visión del templo. Aunque los especialistas sostienen puntos de vista diferentes, la visión del templo debe interpretarse simbólicamente, como representación de la comunidad que adora al Mesías, durante la era de la Iglesia, el Milenio, y que alcanza su clímax en el mundo por venir.
La descripción se basa fundamentalmente en el modelo del templo salomónico, que Ezequiel había visto antes de su exilio, pero sus proporciones no son las mismas. Este templo «perfecto» difiere radicalmente del anterior y apunta al futuro con toda claridad. Por último, este templo da paso a la ciudad y a la presencia del Señor. Aquí radica la cuestión principal. Otras dos similaridades entre Ezequiel y Apocalipsis son: Ezequiel describe un río que sale del templo. Juan habla de «un río de agua de vida… que salía del trono de Dios y del Cordero». Ambos mencionan árboles frondosos cargados de frutas a lo largo de sus riberas.
La construcción del templo vislumbró un tiempo de completa restauración para los cautivos, un tiempo cuando Dios volvería a su pueblo. El templo se construyó en 520-515 a.C., pero no alcanzó a abarcar el plan de Ezequiel. Esta visión del templo se ha interpretado básicamente en cuatro formas:
(1) Este es el templo que sin duda Zorobabel construyó en 520-515 a.C. y es el plano real que Ezequiel proyectó. Pero debido a la desobediencia, nunca se siguió.
(2) Este es un templo literal que se reconstruiría durante el reinado de Cristo en el Milenio.
(3) Este templo simboliza la verdadera adoración a Dios por la iglesia cristiana actual.
(4) Este templo representa el reino futuro y eterno de Dios, cuando su presencia y bendición llenen la tierra.
Ya sea simbólico o literal, parece claro que esta es una visión del reino perfecto y final de Dios. Esto dio esperanza al pueblo en los tiempos de Ezequiel, los que acababan de ver la destrucción de su nación y su templo sin ninguna esperanza de reconstrucción en un futuro cercano. Los detalles de esta visión dieron al pueblo mayor esperanza porque la visión de Ezequiel procedía de Dios y sin duda se cumpliría en el futuro.
Un argumento en contra de que el templo que vio Ezequiel se trata literalmente de un edificio del futuro es que se mencionan sacrificios. Si los sacrificios se volvieran a instituir en los últimos días, el sacrificio final de Cristo no tendría significado como tal. El Nuevo Testamento aclara que Cristo murió una sola vez por el pecado de toda la humanidad. Nuestros pecados se han borrado, ya no hacen falta sacrificios posteriores. Sin embargo, en los días de Ezequiel, la única clase de adoración que el pueblo conocía era la que incluía los sacrificios y las ceremonias descritas desde Éxodo hasta Deuteronomio. Ezequiel tuvo que explicar el nuevo orden de adoración en términos que la gente entendiera. Los nueve capítulos siguientes relatan cómo el templo es el punto central de todo, lo que indica que la relación ideal con Dios es aquella donde toda la vida se centra en El.
Ezequiel explicó la morada de Dios con palabras e imágenes que la gente comprendiera. Dios quería que vieran el gran esplendor que planeó para los que fueran fieles. Esta clase de templo nunca se construyó, pero era una visión que tenía el propósito de tipificar los planes perfectos de Dios para su pueblo: la importancia de la adoración, la presencia del Señor, las bendiciones que fluyen de Él y el método de adoración junto con las tareas que la acompañan. No permita que los detalles confusos nublen el punto central de esta visión. Un día todos los que han sido fieles a Dios disfrutarán de una vida eterna con El.
Los capítulos 40-43 dan las medidas del templo y luego describen la forma en que se llenó de la gloria de Dios. Debido a que Ezequiel era un sacerdote, estaba familiarizado con el mobiliario y las ceremonias del templo de Salomón. Al igual que en Apocalipsis 11.1-2, el mandato de «medir» define las áreas que Dios marcó para un uso especial.

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